Excursión entre las dos bocas del túnel de Bielsa
HUESCA.- "Sin duda, el túnel era necesario". Con esta concisa
frase resumió un compañero la travesía internacional que el pasado
domingo llevamos a cabo un grupo de 45 senderistas. Tras dos horas y media de viaje,
incluidos diez minutos de espera para entrar en el túnel de Bielsa, ya que
sólo se permite la circulación en un sentido, comenzamos a caminar
a las 9:45 horas saliendo del aparcamiento francés, a más de 1.800
m de altura, por una senda que sube con decisión paralela al barranco de Riou
Nere.
Por terreno herboso con abundantes arándanos, algún que otro enebro rastrero
y matojos de rododendros se llega a la curiosa cascada o larga escorrentía
que forma el barranco y que con caudal abundante debe ser muy llamativa. La senda
supera un poco más arriba un zócalo de piedra pizarrosa a base de varias
lazadas y vuelve a transitar por terreno herboso. En un llano de donde parte a la
izquierda una bifurcación para subir al pico Bataillance nos pusimos a almorzar
acompañados por el sol.
Me llamó la atención los pocos indicadores escritos que encontramos
sobre todo si se compara con lo bien señalizadas que tenemos nuestras sendas
y senderos. Un poco más arriba una muralla pétrea se interpone ante nosotros
y se salva sin dificultades por una estrecha entalladura que la corta: el paso de
la Forqueta de Bielsa. Ya en España la vista hacia el sur es majestuosa.
Todo el amplio circo de Pinara a la derecha, el profundo valle de Parzán en
la parte central y dominando la zona izquierda las afiladas agujas de Punta Fulsa
y Punta Suelza.
El grupo, tal y como estaba programado, se dividió en dos. El más numeroso
acometió la cresta para acceder a los picos Marioules, Forqueta y Agulleta
que conforman la línea divisoria con Francia con espléndidas vistas montañosas
a ambos países. El otro grupo avanzó paralelo a media ladera siguiendo
las curvas de nivel hasta situarse encima del Puerto Biello de Bielsa (2.378 m)
donde todos nos juntamos a la una y media. Tras un buen rato de descanso y conversación
ya que el día era magnífico decidimos ir a comer al ibón de Pinara
que veíamos muy por debajo nuestro.
Con abundantes lazadas desciende la amplia y cuidada senda que era el principal
paso a Francia antes de inaugurarse el túnel carretero el año 1.976. A
la orilla del coqueto ibón comimos buscando el resguardo del fresco vientecillo
que se había levantado y que provocaba que jirones de niebla procedente
de Francia pasarán a través de los distintos collados, aunque desaparecían
al entrar a nuestro valle.
Volvimos de nuevo a la senda principal, allí donde tomando una bifurcación
a la izquierda se subiría al paso de la Forqueta. Nosotros continuamos el plácido
descenso y tras pasar un refugio de pastores nos introdujimos en una zona donde
los pinos negros hacen su aparición y dejamos de ver el Circo de Pinara para
empezar a contemplar la carretera que lleva al túnel, pasar junto al inicio
del siempre llamativo Chorro de Pinara y llegar al autobús a las cuatro y media.
El recorrido, de casi 11 km., salvó un desnivel máximo de unos 800 m.
El próximo domingo día 13 no hay travesía de senderismo y será
Rutas la que retomará el programa el domingo día 20 por los miradores
de Panticosa.
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