La arquitecta catalana Àngels Castellarnau afincada en Ayerbe ha recibido el premio Award de Arquitectura
Tierra, grava y paja son algunos de los materiales que la arquitecta barcelonesa Àngels Castellarnau utilizó para la edificación de su casa en Ayerbe. "Es una arquitectura que pretende ser moderna y que tiene un lenguaje contemporáneo, pero que utiliza un material de construcción tradicional, como es la tierra", explica Castellarnau.
HUESCA.- Esta manera de concebir la construcción le sirvió para
recibir, hace unos días, el Terra Award, el Premio Internacional de Arquitectura
Contemporánea en Tierra Cruda, un galardón que reconoce el esfuerzo y
la investigación que requiere este tipo de arquitectura cuyo objetivo es minimizar
el impacto ambiental.
"Lo que genera mayor impacto ambiental en la edificación es la manipulación,
el transporte y la industrialización de los materiales. Trabajar con tierra
te permite utilizar directamente materiales naturales y colocarlos en obra. Además,
cuando acaba la vida útil del edificio se pueden devolver a la naturaleza",
apunta la arquitecta.
Pero los beneficios de la arquitectura de la tierra no son solo medioambientales,
sino también económicos: "Los materiales con los que trabajamos transpiran
y se adaptan a las necesidades de humedad o de temperatura". Así se evitan
pérdidas térmicas y se produce un ahorro considerable en el gasto de energías
fósiles.
Según comenta la arquitecta, el emplazamiento de esta casa tan particular en
Ayerbe es "circunstancial", y añade que el clima peninsular es propicio
para esta modalidad. "Toda España tiene cultura de construcción en
tierra, salvo en climas muy altos donde no la hay, como el Pirineo", asegura
la barcelonesa.
Pese a sus ventajas y sus "cualidades espectaculares", este tipo de arquitectura
todavía sigue siendo "minoritaria" en la actualidad. "Hay mucha
tendencia a la arquitectura sostenible pero la mayoría de técnicos van
a lo que se puede resolver con una máquina", lamenta Castellarnau. Las
investigaciones y el mayor esfuerzo técnico que conlleva la arquitectura de
la tierra son algunos de los motivos que frenan su expansión.
Sin embargo, no solo las zonas rurales se prestan a albergar estas construcciones,
ya que según cuenta la arquitecta, este tipo de edificaciones ya se están
haciendo en entornos urbanos. "Lo que pasa es que hay un acceso más difícil
a los materiales, pero es una cuestión de gestión de obra", apunta.
Castellarnau forma junto a su marido "Edra Cultura y Natura", firma dentro
de la cual se integra la bodega Edra y el estudio Edra Arquitectura km 0. "Desde
que empezamos con las dos empresas fundimos los conceptos. Nunca empezamos un proyecto
sin tener en cuenta el territorio y sus recursos. No solo se trata de hacer un edificio,
sino de poner en valor todo el entorno, explica la arquitecta.
Actualmente se encuentra inmersa en el proyecto de ampliación de un hotel bioclimático
en la zona del Matarraña, en la provincia de Teruel.
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