El desarrollo de los núcleos de Revilla, Miraval y Estaroniello está cercenado por la falta de luz, aunque se sitúan en una zona donde se genera energía. Un frente común del Pirineo reclama compensaciones para el territorio
ELENA PUÉRTOLAS 28/05/2018
HUESCA.- En Lafortunada la luz se escucha pero apenas se ve. En esta
localidad de Sobrarbe, que creció al calor de una gran central hidroeléctrica,
cada vez se ven menos ventanas iluminadas porque la población se reduce
y solo quedan 70 vecinos. El bullir del río Cinca con el sonsonete de fondo
de la maquinaria es la banda sonora de la vida de los vecinos y ni siquiera les
molesta. Pero, a cambio, exigen compensaciones ahora que la central Lafortunada-Cinqueta
va
a pasar a manos del Estado tras caducar la concesión. Además,
se da la paradoja de que en el mismo municipio, el de Tella-Sin, existen tres
núcleos sin red eléctrica y, por lo tanto, sin vecinos: Revilla, Estaroniello
y Miraval. Los de su entorno agonizan por falta de habitantes.
El Pirineo ha hecho un frente común para exigir compensaciones para el territorio
donde se genera la energía. El Gobierno de Aragón ha sido la última
institución en pronunciarse la pasada semana y anunciar que ha
recurrido a los tribunales la resolución para la reversión al Estado
de la central de Lafortunada-Cinqueta. Reclaman acordar las contraprestaciones por
la ocupación, por ejemplo, de monte público municipal.
Este es un derecho por el que han alegado y han recurrido a los tribunales los
ayuntamientos afectados por las centrales: Bielsa, Tella-Sin, San Juan de Plan y
Plan. Con todo, la cruzada la inició Adelpa (Asociación de Entidades
Locales del Pirineo Aragonés) que, con el respaldo de la Diputación Provincial
de Huesca reclaman no solo que se incluyan este tipo de compensaciones en los
pliegos para las nuevas concesiones sino que se regule por ley la restitución
territorial y los aprovechamientos eléctricos, de modo que no quede al
albur del gobierno de turno. Todo pasa, dicen, por modificar la Ley de Aguas.
Este es el momento. El Ministerio de Medio Ambiente emitió el 18 de diciembre
de 2017 la resolución de la reversión al Estado de la central de Lafortunada.
Fue en un segundo intento, ya que dejaron caducar el anterior expediente y fue necesario
retomar el proceso. Con todo, la concesión había expirado en 2007, justo
75 años después de 1932, cuando se puso en marcha el segundo grupo de
turbinas alimentado por el río Cinqueta. La central de Lafortunada comenzó
a funcionar en 1923 impulsada por Sociedad Hidroeléctrica Ibérica (Hidrola).
Esta es la más conocida de un sistema del que forman parte también las
de Pineta, Barrosa, Urdiceto, todas en el municipio de Bielsa. Estas dos últimas
ya están en manos de la Confederación Hidrográfica del Ebro después
de que Acciona las entregara "en parada segura" a finales de febrero, según
informó el 2 de marzo la propia CHE. Desde entonces, siguen sin producir
energía. Con todo, el agua acaba en Lafortunada, que sigue explotando Endesa
Energía. Ahora, la Confederación apunta que se está tramitando
en el Gobierno de Aragón el cambio de titularidad para que pase a manos del
Estado. Ya han recuperado la central de El Pueyo de Jaca, que explota la CHE,
y por la que también el Ayuntamiento de Panticosa ha acudido a los tribunales.
Además, ha vuelto al Estado la Auxiliar de Campo.
"HAY QUE EVITAR QUE ESTOS PUEBLOS MUERAN"
Mientras tanto, en el entorno de una de las grandes centrales del Pirineo, existen
núcleos sin tendido eléctrico, que no pueden desarrollarse. "Al
menos, tenemos que poner los servicios básicos para evitar que se terminen
de morir", comenta con preocupación el alcalde de Tella-Sin, Feliciano
Sesé. En las dos últimas décadas han paliado la situación con
un sistema de placas solares. Pero ya no dan más de sí.
Ahora, la esperanza para la electrificación de Revilla está puesta en
la celebración del Centenario de Ordesa y Monte Perdido. Como las empresas
colaboradoras tienen beneficios fiscales, creen que es la única posibilidad
de que ahora Endesa apueste por este proyecto para revitalizar un pueblo que tiene
todas las casas arregladas e incluso de turismo rural. Sin embargo, su futuro
está tan limitado como la capacidad de las viejas placas solares.
Además, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos cuenta
en Revilla con la Estación Biológica Monte Perdido. Se trata de una casa
comprada y reconstruida por un matrimonio holandés, que gestionan desde la
entidad conservacionista y donde ofrecen cursos de formación. Este mes han
pasado por ahí dos grupos de las universidades de Vitoria y Ávila, ya
que cuentan con la única estación de anillamiento científico de aves
así como una microreserva de mariposas, en torno a la que hacen recorridos
o cursos de fotografía. "El problema es que la instalación fotovoltaica
tiene más de veinte años y se agota. Cuando hay gente en todas las
casas, no da de sí", explica el presidente de la Fundación, Juan Antonio
Gil.
Por ello, ayuntamientos y vecinos acordaron llevar la luz por cable y soterrada
desde Arinzué, unos cinco kilómetros. Tella-Sin, con el apoyo de la Diputación
Provincial de Huesca, ha invertido unos 200.000 euros en la obra, explica su alcalde.
Ahora, solo falta que Endesa se decida a echar el cable. "Necesitamos el
último empujón y podría ser con motivo del Centenario", indica
Gil, que reclama la restitución territorial.
"Este es uno de los temas más importantes para el desarrollo del Pirineo",
apunta y recuerda que si la central de Lafortunada estuviera unos kilómetros
más allá, al otro lado del túnel de Bielsa, ya en Francia, el municipio
de Tella-Sin percibiría 1,8 millones de euros por el sistema impositivo francés,
según José Buil, director financiero del Ayuntamiento de Saint-Lary. Pero
al margen de la comparativa, apunta que la central genera unos 4 millones de
euros, de los que una parte podría reinvertirse en la zona. "Hablamos
de mucho dinero que podría dar autonomía al territorio y sobre todo crear
puestos de trabajo, que es la manera de frenar la despoblación", indica
Gil.
"Teníamos reservas y las tuvimos que anular porque no se puede enchufar
ni lo básico", comenta Antonio Torres, natural de Estaroniello, que arregló
allí una borda para destinarla al alquiler turístico, y que la tiene parada.
Del mismo núcleo que originariamente tenía dos casas es José Garcés,
que también mantiene la suya con las dificultades que implica la falta de servicios
básicos. Al caer la tarde, dos farolas con una luz escasa y amarillenta alumbran
la calle. Ahora, el Ayuntamiento acaba de sustituir las placas solares por otras
nuevas, como lo hizo hace unos años en Miraval. Allí Jesús Agraz
arregló una casa, que alquila en verano, donde acuden muchos barranquistas.
Pero nadie podría vivir siempre allí.
QUEDAN POCOS VECINOS
Agraz aún recuerda cuando subía de niño a la escuela de Tella y,
tras pasarle su madre el peine húmedo, se le congelaba por el camino de hora
y media a pie. Ahora, solo queda un niño en el entorno. La familia de Agraz
bajó a Lafortunada y Miraval quedó deshabitado, como los otros dos pueblos
sin luz. El resto nunca han llevado a despoblarse pero agonizan en una zona sin
inversiones. En Cortalaviña, viven tres personas mayores, otra de casi 90 años
con su cuidadora en Arinzué, ocho en Tella y seis en Lamiana. El resto del
municipio en torno a la central no está mucho mejor. Unas ocho personas viven
en Badaín, una familia con turismo rural en San Marcial, cuatro en Hospital
de Tella y una docena de personas en Salinas. Sin es el único que ha crecido.
Por ello, reclaman algo de luz.
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