FRANCISCO MURO DE ISCAR 07/02/2019
A poco más de 100 días de las elecciones europeas, autonómicas y
municipales, Pedro Sánchez ha conseguido, otra vez, lo que parecía imposible:
que no le entiendan ni los suyos y dar cancha a PP y Ciudadanos. Alfonso Guerra
dijo aquello de que "el que resiste, gana" y Sánchez sigue al pie de
la letra -en eso, solo en eso- la doctrina guerrista. No en balde, su reciente libro
se llama "Manual de Resistencia". Pero ahora, mientras demoniza el pacto
de la derecha con los más de derechas y olvida el suyo no solo con los independentistas
catalanes sino con Bildu y compañía, ha dado un paso más aceptando
un mediador en una mesa de igual a igual con los independentistas catalanes. Todo
para que le aprueben los Presupuestos y le permitan "resistir" un rato más,
unos días más, unas semanas más en el poder. A cualquier precio.
No es de extrañar que hasta los suyos estén confundidos y perplejos. Y
que los rivales aprovechen este nuevo paso en falso.
Felipe González dijo no hace mucho que el artículo 155 se debió aplicar
mucho antes, en 2014, cuando Artur Más convocó una consulta ciudadana
sobre el futuro de Cataluña. Y, aunque ha reconocido el esfuerzo de diálogo
del actual Gobierno, el ex presidente que consolidó la democracia y los derechos
ciudadanos en España dijo cuando las cosas estaban mejor que ahora, que "nadie
quería aplicar el 155 y ahora todos creen que hay que aplicarlo".
Alfonso Guerra, siempre claro, sin pelos en la lengua, ha dicho que "España
está en riesgo de autodisolverse por el independentismo" y que este PSOE
no es "el nuevo PSOE" sino "otro PSOE". El que fuera vicepresidente
del Gobierno y azote de Suárez, echa en cara a Sánchez que no convocara
elecciones inmediatamente de ganar la moción de censura, como prometió.
Y aunque reconoce que los problemas políticos deben resolverse con política,
afirma que el intento de "golpe de estado" independentista -no tiene duda
de que lo fue- debe resolverse ahora en las instancias jurídicas en las que
está.
Carlos Solchaga el todopoderoso ministro socialista de hace unas décadas tampoco
ha callado: "Mariano Rajoy, de quien está de moda hablar mal, acertó
cuando intervino la Generalitat y simultáneamente convocó elecciones autonómicas*
pero me temo que la próxima vez que se recurra al 155 deberá hacerse con
una vocación más duradera, interviniendo la televisión, la educación
y una serie de ámbitos en los que ha habido un abuso de competencias por parte
del Govern".
González, Solchaga y Guerra. Y al otro lado, en el "otro PSOE", Sánchez.
Su decisión, tras muchos intentos de diálogo infructuosos, se toma, además,
en vísperas de un juicio decisivo para la democracia española. En el momento
más inadecuado. Debilita sus fuerzas y fortalece a los que van a ser juzgados.
Zapatero, que hizo algunas cosas bien, no muchas, dejó el nivel de incompetencia
muy alto. Pero es difícil pensar que en el futuro pueda haber un peor presidente
del Gobierno que Pedro Sánchez.
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