La maestra de Educación Infantil apuesta por generar aprendizajes y fomentar el desarrollo personal en los pequeños desde su autonomía
HUESCA.- "Para los niños el juego es su manera de entender el mundo
y una necesidad vital, tanto como comer o respirar. Además, tiene el poder
de generar aprendizajes de forma cooperativa para aumentar la curiosidad, crear
ciencia o actuar como crítica con el entorno".
Así lo planteó Elena Sesé, maestra de Educación Infantil, durante
la conferencia que ofreció este lunes en la Facultad de Ciencias Humanas y
de la Educación de Huesca dentro de la III Edición del Curso Historias
de todo para tod@s, que organiza el colectivo "Pensar la Educación"
y El Colibrí en colaboración con CGT Huesca, Federación Icaria y
la Escuela de Arte de Huesca.
La profesora impartió la ponencia Educación Infantil, ¿de qué
va el juego?, una sesión que mostró a los asistentes la importancia
que tienen estas actividades lúdicas en el desarrollo de una persona a
todos los niveles y también cómo funciona el día a día en las
aulas que acogen a pequeños de entre tres y seis años. "La gente cuando
piensa en Educación Infantil cree que se basa en pintar y jugar", comentó
Sesé, que quiso reivindicar con esta sesión "el poder del juego
como valor educativo y como hilo conductor que guía todos los aprendizajes".
En esta línea consideró que favorece el desarrollo afectivo, social, emocional
y personal porque "trabaja gran cantidad de habilidades sociales".
Valoró que, a veces, padres y profesores cargan a los niños con actividades
extraescolares para que sean unos adultos muy preparados, "y nos olvidamos de
la base, ya que les estamos robando tiempo y hasta espacio de juego, desde el
que potenciar su imaginación y creatividad". Con esta práctica,
continuó, "los pequeños tienen que pactar, cumplir normas o ponerse
en el lugar de otros".
Se refirió también a cómo se organizan tanto los tiempos como los
espacios en las aulas de Infantil, "porque según el tipo de esquema que
tengan, tanto a nivel espacial como temporal, puede condicionar un tipo de aprendizajes
u otros". Desde esta idea resaltó la importancia de hacer partícipes
a los pequeños de la organización de su propia clase. "Uno de los
objetivos de la Educación Infantil es fomentar la autonomía, por eso hay
que crear un ambiente adaptado a los niños", consideró.
También rompió una lanza por las emociones, "porque aprendemos lo
que amamos" y reivindicó la conexión entre profesores y familias,
"unidos por una aventura emocionante que son los niños".
La ponente quiso cerrar su conferencia con una reflexión sobre la formación
del profesorado desde la que planteó a los presentes "si el acceso
a esta profesión debería ser, sin más, con una nota numérica
o si habría que pedir una serie de aptitudes y actitudes hacia la educación".
Ella mostró su propia visión. "Decidí hacer Magisterio porque
por suerte tuve una infancia y una escolarización con unos maestros increíbles.
Para mí, un maestro tiene que ser un motivador, alguien que genere aprendizajes
e inquietud", concluyó.
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