ELENA PUÉRTOLAS 01/06/2019
HUESCA.- Se crió en Alagón (Zaragoza) por el trabajo de su padre,
pero los fines de semana volvía a su pueblo, Boltaña, y es el lugar que
ha elegido para vivir. Llegó a los 25 años y a los 29 decidió
que quería dedicarse a las ovejas. Ahora, a los 33 años, "estoy
cumpliendo mi sueño de vivir en Boltaña y trabajar con animales".
Para ello, ha ahorrado estos años mientras trabajaba en una fábrica de
aluminio en Sabiñánigo. Se ha incorporado con 470 ovejas y está
poniendo campos en regadío para producir alimento para el rebaño.
Su futuro está en Boltaña donde, asegura, "los vecinos se alegran
cada vez que un joven decide quedarse, porque somos el futuro y nos toca dar
la cara y luchar para que nuestros pueblos sigan vivos". Y no es para menos
porque esta localidad se mantiene en la lucha de volver a alcanzar los 1.000
habitantes. Ahora, cuenta con 986 y ha perdido dos concejales en el 26M.
"La administración se ha dado cuenta de que estos pueblos se están
quedando sin población e intenta que la gente vuelva y se quede aquí,
porque si no se va a quedar desierto", apunta este joven asentado en Boltaña,
de donde también es su novia Sandra. En este sentido, agradece la convocatoria
de subvenciones. Sin embargo, "tenemos que trabajar para que cualquier
joven que se quiera incorporar pueda hacerlo sin provenir de familias ganaderas.
Sin nadie detrás, es imposible", explica.
Y es que el camino no ha sido fácil. "Es un sector para el que se necesita
mucha ayuda para empezar, por ello, suelen ser hijos de agricultores y ganaderos",
asegura. En su caso sería injusto decir que ha comenzado de cero, porque su
tío Joaquín Solanilla, secretario provincial de la Uaga, le ha ayudado
en todo. "Gracias a que tenía a Joaquín, que en el momento en que
le dije que me gustaban las ovejas y que quería vivir de ellas, ha estado conmigo
a muerte. Me ha acompañado a comprar las ovejas, las tierras, me ha cedido
algunas, me deja los perros... Si no hubiera gente como él, también enamorado
de Boltaña, esto sería imposible", comenta. "La administración
puede llegar hasta cierto punto, pero no todo en la vida es el dinero, sino tener
asesoramiento", añade.
Su tío, su novia y sus padres, hacia quienes expresa un agradecimiento infinito,
le han ayudado tanto moral como económicamente. Especialmente estos últimos,
ya que la inversión la compara con comprarse un piso, por lo que además
de sus ahorros ha necesitado financiación. "Es una pena que no puedas
empezar solo, necesitas apoyo detrás y yo lo tengo. La administración
te ayuda pero antes tienes que buscarte la vida tú solito", puntualiza.
Se incorporó el año pasado y ya ha cobrado el primer paquete de ayudas,
pero antes tuvo que empezar a construir.
"Estoy muy contento porque nos dan unas ayudas necesarias para quedarnos a vivir
aquí, pero tengo miedo de que la propia administración pueda dinamitar
estas ayudas si nos ponen al oso y al lobo", explica.
"Los depredadores son peligrosos y no solo afectan a las ganaderías
sino al turismo. Se pueden cargar el territorio", sentencia.
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