El hallazgo se ha producido en un yacimiento del valle de la Garcipollera
JACA.- La Asociación Cultural Bosnerau descubrió una iglesia
prerrománica en un yacimiento arqueológico situado en el valle de la Garcipollera,
entre los despoblados de Cenarbe y Bescós, en la comarca de la Jacetania. Los
trabajos realizados estas últimas dos semanas sacaron a la luz un asentamiento
fortificado de época altomedieval.
La investigación contó con la participación y colaboración del
Ayuntamiento de Jaca y el Museo de Huesca, bajo la dirección y coordinación
científica de Julián Ramos, de la Asociación Bosnerau. El resto del
equipo está formado por Fernando Varas, Daniel Luño, Jesús Collazos,
Celia Corbatón y Jorge Sánchez.
La estructura -de nave única y cabecera plana- mide 9 metros de largo por
4 metros de ancho y estaba cubierta por la vegetación. Los muros, que apenas
hoy superan los 90 centímetros de altura, no tenían más de 70 centímetros
de grosor y fueron realizados con bloques de piedra bien escuadrada unidos con mortero.
En su interior, se conservan un altar adosado al muro en la parte oriental, un banco
corrido que recorre las paredes y 4 escalones de acceso al edificio.
El asentamiento estuvo rodeado por una pequeña cerca realizada con la técnica
de la piedra seca, que pudo reutilizarse en parcelaciones del terreno con fines
agrícolas al quedar despoblado. Para constatar el poblamiento permanente, los
arqueólogos abrieron un sondeo de 10 m2 junto a la cerca, revelando un
muro de doble hilada que podría delimitar un espacio de habitación o trabajo.
Entre los materiales recuperados, destacan los huesos de animales, las escorias
de fundición y los fragmentos de cerámica. Estos últimos son
muy variados, lo que permite suponer una ocupación prolongada. En próximos
meses, se estudiarán los restos, cuyo estado es bueno, lo que constituye un
aliciente para continuar la excavación en años futuros.
La intervención es el primer paso de un proyecto ambicioso que pretende realizar
un estudio sobre el poblamiento rural altoaragonés en la Antigüedad Tardía
y la Alta Edad Media, entre los siglos III y XI, un periodo caracterizado por
las transformaciones. Las fuentes escritas, en el caso de existir, son escasas y
aportan información incompleta, por lo que la arqueología es la mejor
herramienta para un conocimiento preciso de esta etapal
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