GRAUS.- Riguroso, pero a la vez cercano y muy humano, Rafael Bardají
presentó entre amigos y compañeros su libro "El Ribagorzano: Un siglo,
interrumpido, de actividad periodística en Ribagorza". En Graus, su pueblo,
Bardají se mostró agradecido por la ayuda de la Diputación Provincial
de Huesca y de la Asociación de la Prensa de Aragón que le han permitido
llevar adelante este proyecto, muy significativo para él. Tímido con la
tercera etapa de El Ribagorzano, en la que sujetó las riendas de esta emblemática
publicación junto a otros profesionales de la información y personas comprometidas
con la Asociación de Amigos de Sobrarbe y Ribagorza, Bardají abundó
en las dos primeras etapas de El Ribagorzano, para cuyos responsables expresó
su "reconocimiento" y dio "ánimos" a quienes hacen posible
que siga viendo la luz en nuestros días.
Rafael Bardají, periodista de Heraldo de Aragón y profesor asociado de
los estudios de Periodismo de la Universidad de Zaragoza, es además contertulio
habitual en ZTV y en Aragón Televisión. Entre sus publicaciones, figura
"Costa y la Prensa", un personaje, Joaquín Costa, con el que sin embargo
es muy crítico. Respecto a este libro explicaba que "la relación de
Costa con la prensa fue, como todas las relaciones de Costa, difícil, virulenta,
tensa y complicada". También El Ribagorzano se ha asociado tradicionalmente
a la figura de Costa, pero Bardají trata de ser realista con el personaje.
"Me da un poco de miedo la excesiva mitificación de Costa, se le siguen
llevando coronas y hay que desmitificarlo porque como todo personaje tiene sus aristas
y las de Costa son muy intensas. Era un gran trabajador, una enciclopedia, pero
debe servirnos a los de Graus para pensar que a través de él conocemos
el mundo y no que a través del mundo conocemos a Costa porque eso puede estrecharnos
la visión".
"El Ribagorzano: Un siglo, interrumpido, de actividad periodística en Ribagorza"
ha llevado al autor a "bucear en las páginas amarillas de la hemeroteca
de la Diputación de Zaragoza" para conocer sus dos primeras épocas,
desde 1904 y hasta 1923. De ese exhaustivo trabajo, destaca la figura de Marcelino
Gambón que "hizo que El Ribagorzano fuera más que un periódico".
De ahí, su compromiso con los sindicatos agrarios". También aludió
al "espíritu costista" que permitió que la publicación contara
con colaboradores prestigiosos de fuera de la comarca. En estos primeros y florecientes
años de El Ribagorzano, Bardají detalló los contenidos de la publicación
que recogen fielmente la historia de estas tierras, desde las innovaciones tecnológicas,
hasta los sucesos más curiosos o las páginas de sociedad, de las que leyó
algunos extractos. El Ribagorzano del primer cuarto de siglo fue un medio "reformista
conservador" que tuvo más de una polémica con el periódico católico
Cruzado Aragonés de Barbastro.
Respecto a la segunda época que duró un lustro y comenzó en 1981,
la definió, al igual que Marcelino Iglesias, como "apasionante". Junto
al resto de colaboradores tributó "un recuerdo muy especial" a su hermano,
José María Bardají, que publicó algunos artículos médicos
y falleció hace varios años. "Por prevención y timidez" habló
poco de este periodo que compartió con compañeros de redacción como
el propio Iglesias, a quien definió como "amigo, vecino y, coyunturalmente,
presidente del Gobierno de Aragón".
Francisco Salamero, impulsor de la cuarta etapa de El Ribagorzano en 1997, es "un
hombre entusiasta", dijo, que apostó por esta publicación en una época
en la que "la información ha cambiado mucho". Bardají considera
que "este periodo de El Ribagorzano vuelve a los orígenes más costistas,
defensa del patrimonio, luchas contra la política hidráulica y las líneas
de alta tensión e incorpora entrevistas con los alcaldes que acercan la realidad
del territorio". El autor deseó "larga vida a El Ribagorzano de la
mano de Tomás Castillón".