La Asociación Española de Municipios de Montaña presenta en el Senado una guía con 250 medidas locales porque "la micropolítica es, a veces, la diferencia entre cerrar o no el pueblo"
Elena Puértolas 24/02/2018
Los pueblos de montaña ya tienen una caja con 250 herramientas frente a la
despoblación. No son fórmulas mágicas sino, como su nombre indica,
utensilios para mejorar la vida en los municipios. Y, como cualquier herramienta,
hay que escoger la que se adapta a las necesidades y trabajar con ella. Con esta
idea, la Asociación Española de Municipios de Montaña, Esmontañas,
que a grupa a más de 300 ayuntamientos, muchos del Pirineo, y cinco diputaciones,
como la de Huesca, ha presentado esta semana en el Senado la "Guía para
la gobernanza de las montañas", con el objetivo de que los políticos
tomen nota y tengan en cuenta las singularidades del territorio para gobernar y
legislar.
No son fórmulas mágicas, como se ha dicho, pero muchas de las 250 medidas
emanan de proyectos que han surgido en territorios de montaña y que se desarrollan
con éxito. Por ello, ya se pueden aplicar y están disponible en internet.
Todas ellas giran en torno al concepto de "situar la montaña en el corazón
del país", entendida como un órgano fundamental para la salud de un
Estado y no como "un lugar olvidado para la fauna salvaje". Esta es la idea
que el presidente de EsMontañas, Francesc Boya, trasladó el martes en
el Senado, desde el convencimiento de que muchos de los asuntos clave para un país
tienen su origen en la montaña, como la gestión del agua o la soberanía
alimentaria.
No es la primera vez que se aborda la despoblación en el Senado, puesto que
en abril de 2015 se publicó el "Informe de la Comisión Especial (creada
en 2013) de Estudio sobre las medidas a desarrollar para evitar la despoblación
de las zonas de montaña", que se elaboró a partir de una serie de
ponencias en las que participaron políticos y representantes de asociaciones
altoaragonesas. Ahora, el grito de la montaña ha vuelto a escucharse.
"La montaña es vital para la salud de un país", insiste Boya,
quien recuerda la urgencia de que exista un "pacto de Estado". Por ello,
tiene que haber habitantes en estas zonas para sacar esos recursos naturales. De
hecho, en este texto que se compone de un documento ejecutivo y uno operativo, plantean
medidas en torno a la idea de que "la montaña produce". Según
se recoge en la Guía, España es el segundo país más montañoso
de Europa, después de Suiza. Las montañas españolas suponen el 38
% del país; y 2.868 municipios, el 35 % del total, son considerados de montaña.
En ellos, habita el 8 % de la población. En la provincia, las comarcas del
Sobrarbe, la Ribagorza, el Alto Gállego y la Jacetania, por este orden, tienen
baja densidad de población y núcleos muy dispersos. Por ello, piden un
"estatuto específico" para municipios de menos de 5.000 habitantes
con medidas fiscales que compensen las dificultades. "No están recibiendo
las mismas prestaciones y servicios que en una ciudad y tienen que compensarlo con
recursos propios", resalta Boya. Por ello, entiende que deben tener beneficios
en el IRPF. Recuerda el artículo 130.2 de la Constitución, que dice que
para equiparar el nivel de vida de los españoles "se dispensará un
tratamiento especial a las zonas de montaña".
La guía habla de las medidas que pueden aplicar las administraciones pero desde
la Red Nacional Rural se va a profundizar en ellas, dado que existen normativas
que cercenan la capacidad de un territorio de sacar iniciativas adelante. "Somos
partidarios de empoderar a los alcaldes porque, a veces, la micropolítica es
la diferencia entre cerrar o no el pueblo", asegura Francesc Boya. Las dificultades
que plantean, por ejemplo, el régimen de incompatibilidades para darle un trabajo
al único albañil del pueblo porque, casualmente, es el primo del alcalde.
"En este sentido, es necesaria una sensibilidad y una flexibilidad", indica.
"Queremos iniciar el debate y poner soluciones encima de la mesa que nos ayuden
a la reflexión", comenta. Todo empieza por generar una autoestima del medio
rural para invitar a los chavales a quedarse porque "los estamos expulsando",
concluye.
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