ELENA PUÉRTOLAS 16/02/2019
Todo aquí es un problema. Nunca puedes hacer un producto barato porque las
mercancías son más caras". Por ello, Alejandro Royo, del Hotel
Terra Bonansa, apuesta por una fiscalidad especial para los territorios
despoblados a los que, en su caso, se une la condición de estar en la montaña.
"En los primeros años de un negocio, tendría que haber una fiscalidad
reducida y, después, cuando la actividad funciona, entonces ya se puede
cobrar. Pero si desde el inicio te machacan, nunca será rentable". Esta
es su propuesta para favorecer el asentamiento de población en el medio rural.
"Igual que los bancos te ofrecen condiciones mejores cuando eres muy bien cliente,
pues a las empresas también hay que ayudarlas cuando lo necesitan",
señala. En su caso, recibió ayudas del programa Leader, que admite que
son fáciles de conseguir pero más complicado de justificar por lo que
a veces un particular prefiere desistir.
COMPATIBILIZAR ACTIVIDADES
Por su experiencia, sabe que no es fácil y que no puedes emprender cualquier
negocio porque las opciones son más limitadas que en una ciudad. Es más,
"hay que compaginar actividades, porque con una sola no se puede vivir,
tanto por la estacionalidad como porque al ser escasa población no hay demanda".
En su caso, tras marchar a estudiar Arquitectura a Barcelona, pudo regresar hace
25 años y trabaja principalmente desde su casa.
La crisis económica afectó a su sector y, por tanto, junto a su
mujer, que también trabajaba en el mismo estudio, decidieron diversificar
la economía y ahora cree que es lo ideal. Esta es la razón por la
que hace cuatro años levantaron el hotel Terra Bonansa. "Aunque
inicialmente iba a ser más grande, hicimos solo cuatro habitaciones
porque no sabíamos lo que iba a pasar y ahora, que hemos visto que funciona,
queremos ampliar con dos habitaciones grandes tipo suite porque es lo que
nos demanda el público", detalla Royo.
Después de viajar, vieron que en España, y especialmente en Pirineos,
hay poca oferta de este tipo de establecimientos, como un "Ecohotel",
ya que está construido con materiales sostenibles, se calienta con calderas
de pelets para el ahorro energético y ofrece actividades para tener una experiencia
ecológica. De hecho, su hotel le sirve también de escaparate para su
trabajo. "Lo más gratificante es que aquí llegan personas con
las que nunca te hubieras encontrado. Estoy conociendo a más arquitectos que
antes y muchos de prestigio", señala.
Por ello, apuesta por los productos llamados de km. 0, donde prima la calidad
con carnes ecológicas, denominaciones próximas de vino.... "De este
modo, también nos ayudamos entre nosotros. Hay sitios que buscan proveedores
de fuera, pero creo que eso no es bueno. Si todos nos pusiéramos las pilas,
haríamos que los proveedores se ajustaran a esos modelos, que son los de futuro.
El cliente ya espera esto", comenta. Aunque, "no es un negocio sino una
manera de vivir. Se trata al cliente de otra forma", asegura, ya que disponen
de piscina y de espacios de tranquilidad. "En general, son clientes de ciudad
que llegan con mucho estrés", detalla. Ah, eso sí, necesitan internet.
Ahora, para dar servicio ha tenido que recurrir al satélite, pero tiene problemas.
"Cuando llegue la fibra
con el plan de la Diputación Provincial de Huesca, será fantástico",
indica el impulsor de Terra Bonansa.
EL COSTE DE VIVIR "LEJOS"
Con todo, la lejanía a algunos proveedores o el precio de las mercancías
en la zona, encarece las compras, insiste. También el gasto energético,
aunque sea sostenible, es mayor que en otras áreas del país. Este es otro
de los argumentos de la asociación Esmontañas para reclamar una fiscalidad
reducida.
De mismo modo, que un todoterreno es imprescindible en una zona como Bonansa. "Todas
las familias necesitamos tener dos coches y algunos incluso más. Y desde
luego un todoterreno, que no es un vehículo de lujo aquí sino imprescindible
para trabajar", señala. Pero también pone el valor lo bien que
funcionan servicios como la educación con el transporte. "Mi hijo tiene
ocho años y creo que no puede tener una infancia mejor. Se juntan de diferentes
edades y conviven", resalta.
Esta localidad ribagorzana, con 86 vecinos empadronados -unos 50 fijos-,
es algo así como una excepción en un entorno en el que los núcleos
próximos están más despoblados. "Es un pueblo con un espíritu
muy asociativo y con cooperación", resalta. Y lanza una idea: al pueblo
le hace falta y cree que habría negocio para un bar, una tienda, un pequeño
restaurante...
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