ELENA PUÉRTOLAS 29/06/2019
HUESCA.- Cinco de ocho amigas de un grupo de Aínsa coincidieron embarazadas.
Pero son solo unas pocas de las madres de los 27 bebés del que ellas mismas
llaman el "baby boom" de 2018. Todos son hijos de parejas que se
han asentado en la villa medieval: algunos de allí que salieron a estudiar
pero soñaron con volver y otros que aterrizaron por trabajo o directamente
por amor y que ya no se han querido marchar. "Es ideal para criar a nuestros
hijos", coinciden muchas madres.
Nacieron 27 bebés, todos en Aínsa, pero ninguno en el resto del
municipio, que tiene 22 núcleos más. Frente a esta cifra, fallecieron
24 vecinos en todo Aínsa-Sobrarbe, de forma que el saldo vegetativo de 2018
es positivo. "Es importante que haya tantos nacimientos por la apuesta de
los jóvenes por el mundo rural, sin embargo se focaliza en Aínsa por la
ubicación geográfica y los servicios, pero la realidad es muy diferente
en el resto de núcleos. Es una situación que se retroalimenta",
señala el alcalde, Enrique Pueyo.
Mapi Lacambra, que trabaja en el servicio de ambulancias, fue madre de Yulen el
año pasado. Su otra hija nació en 2015, como Hugo, el primero de Mayte
Reula, que también tuvo a Rocío en 2018. "Somos de la misma pandilla
y a veces nos apañamos para que una recoja al de la otra. Como es un
sitio pequeño se puede hacer", apunta Mapi. "En una ciudad sería
más difícil", apostilla Mayte, que llegó desde la capital oscense
a instalarse allí con su marido. Aunque notó el cambio, se muestra
encantada con su vida, a pesar de que trabajar es más difícil para
ella. Alba Arcas, con orígenes en Sobrarbe, llegó desde Monzón a
trabajar de enfermera al centro de Salud hace diez años. Conoció a su
marido Gonzalo Fernández, se quedó y el año pasado nació Diego.
"Me parece ideal para criar a los hijos por la libertad, el entorno... y
además tendrá muchos de su edad para jugar", indica. Lucía Merchán,
que llegó desde Zaragoza "por amor", es otra de las amigas que coincidió
embarazada, en su caso del tercer hijo: Sara, después de Raúl y Jorge.
Y no es raro, dice, cada vez hay más familias que se animan. La quinta es Laura
García, madre de Martín, que llegó de maestra a Boltaña, encontró
a su marido, y ya no se ha ido. "Se vive muy bien aquí y es un lugar espectacular
para que se críen los niños. No me costó adaptarme porque
ya había salido de Zaragoza y había recorrido algún otro pueblo de
interina", indica. Es compañera de trabajo de Sara Jara, que desde Sabiñánigo
llegó primero a la escuela de Tierrantona. Se casó con un fovano y...
el año pasado nació Joaquín. Y desde Borja llegó y se quedó
Beatriz Aranda, madre de Ángel, que se desplaza a trabajar a Vilas del Turbón.
"Hay media hora y un paisaje espectacular", indica.
Unas llegaron y otras siempre quisieron volver. Es el caso de Pili Sierco,
que se fue a estudiar fuera, vivió en Italia, y de allí se trajo al ahora
su marido. "Tenía muy claro que quería volver, fue siempre una
condición", bromea. Su marido trabaja para una empresa francesa, lo
hace desde casa, viaja mucho y se desplaza de forma habitual a Francia, pero puede
vivir en Aínsa. Y ella creó su propia empresa. En 2015 tuvieron
a Alessandra, su primera hija, y el año pasado a Marina. De 2015 es también
Beltrán, el primer hijo de Eva Cosculluela que, como unas cuantas familias
más, ha vuelto a repetir en 2018 con Jimena. Solo de 2015 hay 32 escolares.
También salió a estudiar fuera pero quiso volver.
Es el mismo caso que el de Silvia Broto, de La Fueva pero residente en Aínsa,
que se ha estrenado como madre con Gael. Como su marido, Juanma Yeguas, natural
de Jaén, es Guardia Civil, no tuvo problema para encontrar trabajo. Por su
parte, Silvia resalta la importancia de que existan empresas como Central
de Reservas, del ainsetano Ricardo Buil. "Tenemos muchas facilidades para
la conciliación. Además de jornada reducida podemos trabajar desde
casa y adaptarnos los horarios. Si no, sería imposible", dice.
Mari Carmen Castillón, trabajadora de la Comarca de Sobrarbe, quería
quedarse en su pueblo y lo ha conseguido. Vive con su marido, Pablo Aínsa,
que se desplaza a Benasque para trabajar, y sus hijos Alejandra, de 9 años,
y Pablo, de uno. ¡Ah! y lo del apellido es pura coincidencia. Su marido, natural
de Zaragoza, admite que nunca pensó que viviría allí.
Aínsa es una excepción en medio de la comarca más despoblada de
la provincia, con 3,3 habitantes por kilómetro cuadrado. De hecho, para
evitar el cierre de la escuela de Paúles de Sarsa, el alcalde, Enrique Pueyo,
emitió un bando en marzo, que está vigente, para no solo dar ayudas
a familias que se instalen y que matriculen a niños sino a los arrendatarios
que pongan una vivienda a disposición. Ya han conseguido un piso en alquiler
en Arcusa y hay alguna familia interesada. Solo falta que se decida.
POR CADA TRES PERSONAS FALLECIDAS EN LA PROVINCIA NO LLEGAN A NACER NI DOS
Las muertes superan los nacimientos en toda España, pero especialmente
en la provincia de Huesca. Por cada tres personas que fallecen no llegan a nacer
ni siquiera dos. En el último año han muerto 2.563 habitantes, 919 más
de los nacidos, que se han cifrado en 1.644. En términos relativos, supone
que hay casi un 36 % más de defunciones que de nacimientos. El crecimiento
vegetativo es negativo, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Este porcentaje está muy por encima del nacional, donde se han registrado 426.053
defunciones frente a 369.302 nacimientos. La diferencia de 56.751 supone un 13,32
% frente a casi el 36 % de Huesca. No es la provincia que arroja peores resultados.
En otras, como Lugo, se han producido 5.085 defunciones frente a 1.958 nacimientos,
más del doble. En Teruel, los datos también son más alarmantes
porque murieron 1.710 personas, 765 más de las que nacieron, un total de 946.
En la provincia de Huesca, de los 1.644 bebés nacidos en 2018, 856 son niños
y 788 son niñas. Del conjunto, 464, un 28 %, nacieron en la capital. En
general, este patrón se repite en Aragón. En Teruel, de los 946, 488 son
niños y 458 niñas; y en Zaragoza, 3.792 y 3.564, respectivamente. En cuanto
a la proporción que nacen en la capital, en Teruel aumenta hasta el 30 %. Con
respecto a las defunciones en Huesca, de los 2.563, 1.328 son hombres y 1.235 mujeres.
Aunque el saldo vegetativo es negativo en el conjunto de España, hay siete
provincias, Ceuta y Melilla donde es positivo. En estas últimas los datos
son especialmente buenos, ya que en Ceuta ha habido 527 muertes frente a 972 nacimientos
(un 84 % más de alumbramientos) y en Melilla se ha alcanzado el 163 % más
de nuevos habitantes (1.350) que de defunciones (512). Por provincias, el saldo
vegetativo es positivo, especialmente en Almería (7.352 frente a 5.461), Islas
Baleares, Gerona, Madrid, Málaga, Murcia y Sevilla. Por el contrario, las
provincias con peores saldos son Asturias, León, Orense, Palencia y Soria.
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