El Congreso ha ratificado la ampliación del estado de alarma y quién sabe
si en los próximos días tendrá que volver a hacerlo.
El confinamiento de los ciudadanos es una manera eficaz de intentar frenar la expansión
del coronavirus.
Pero hace falta más. Estos días pone los pelos de punta escuchar a médicos,
enfermeras y personal sanitario, describir a la difícil situación a la
que se enfrentan por falta de medios materiales aunque en estos últimos días,
según ha anunciado el ministro de Sanidad, ya han comenzado a hacerse efectivas
las compras de mascarillas y otros materiales.
Pero es evidente que además de los ciudadanos, el personal sanitario se esta
jugando su propia salud para hacer frente al Covid 19 debido a la falta de previsión
del Gobierno. La pandemia nos ha pillado sin materiales básicos como test suficientes
para detectar si se padece o no el maldito Covid 19, sin mascarillas y guantes (¡que
vergüenza!) sin Unidades de Cuidados Intensivos suficientes, sin respiradores,
y según comentan algunos profesionales sanitarios, también temen que empiece
a escasear el oxígeno.
Esta situación crítica lleva a que en los hospitales los médicos
tengan que tomar decisiones ciertamente dramáticas porque se trata de la vida
de los pacientes. Como no hay medios para todos se ven en la tesitura de decidir
a qué enfermo entuban y le ponen un respirador que pueda salvar su vida y qué
enfermo no. Así de cruel, así de terrible.
Saber esto pone los pelos de punta y produce auténtico terror en la ciudadanía.
Porque la realidad es que se ha llegado a esta situación porque la falta de
previsión del Gobierno ha supuesto que no hubiera disponibles test para hacer
a todos los ciudadanos y que si se hubieran hecho desde el principio sin duda se
podrían haber tomado medidas de aislamiento para los contagiados lo que hubiera
salvado vidas. Al principio de esta crisis el Gobierno también obvio advertir
a la ciudadanía de la malignidad del virus y oculto las advertencias de organismos
europeos sobre la inconveniencia de celebrar actos públicos donde pudieran
participar muchas personas. Es igualmente grave que Fernando Simón que es asesor
de uno de esos organismos de la UE no informara a los ciudadanos.
Pero a lo que vamos, en estos momentos las personas que hemos cumplido sesenta años
nos preguntamos que nos pasara en caso de que estemos infectados con el coronavirus
y nos ingresen en un hospital.
Lo habitual cuando uno cumple años es que empieces a tener algunas disfunciones
en la salud. Que si el azúcar alto, o el colesterol, hipertensión... nada
que no permita tener una vida plena y normal.
También, claro, hay personas que tienen patologías más graves pero
que en principio con los tratamientos adecuados su vida no peligra.
Sin embargo nos dicen que en estas circunstancias por la falta de medios no se puede
a luchar por la vida de TODOS los que estén contagiados del coronavirus, solo
de quienes tengan más posibilidades de sobrevivir. O sea se dan por perdidas
batallas que se deberían de dar porque toda vida merece ser salvada, sea la
de un anciano de noventa años o la de un joven de treinta.
No sé a ustedes pero yo tiemblo al pensar que como ya he cumplido los sesenta
en caso de que me afecte el coranovirus, Dios no lo quiera, nadie luchara por mi
vida porque no hay suficientes médicos ni profesionales de la enfermería,
y porque los medios materiales también escasean. Imagínese la angustia
de quienes ya han entrado en la sesentena.
No sé si los responsables políticos podrán dormir tranquilos sabiendo
esto. Aunque ya sabemos que el Presidente Sánchez, dependiendo de las circunstancias,
tiene un sueño de lo más profundo.
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