Los Monegros: Eva Lozano atiende a los vecinos de Frula en el Multiservicios, que evita desplazamientos a localidades más grandes e incluso hace reparto a domicilio, por lo que se ha convertido en un comercio imprescindible en la crisis
ELENA PUÉRTOLAS 04/04/2020
Vendemos bastante más, el doble, porque la gente joven ya no tiene que desplazarse.
Lo que compraba fuera, ya lo compra aquí también". Estas palabras
de Eva Lozano, la dependienta de la tienda Multiservicios de la localidad monegrina
de Frula, reflejan la importancia de que existan estos comercios en los pueblos.
Siempre. Y, especialmente,
en este estado de alarma, evitan que muchas familias tengan que salir
del pueblo. Son como las consideradas tiendas del olvido de las grandes capitales
y ahora se han convertido en un arma más de lucha contra el coronavirus.
Estas tiendas llamadas Multiservicios han vuelto a proporcionar en los últimos
años un servicio básico al pueblo clave la aguantar la población.
Así lo entendió el alcalde del municipio de Hoz y Costean, Juan José
Millaruelo, cuando en 2010 fue el primero en abrir una en Hoz de Barbastro,
gracias a un convenio entre el Gobierno de Aragón, la Cámara de Comercio,
la Diputación Provincial de Huesca y el Ayuntamiento. "Lo difícil
es mantenerlas abiertas. Ahora, si no fuera porque la atiende el mismo alguacil
(Antonio Barrio), la tendríamos que cerrar. No se gana nada. Es por dar
un servicio", indica el alcalde de este pueblo de unos 80 vecinos. En este
caso, tampoco han apreciado un incremento de las ventas porque muchas personas
mayores compran menos al no llegarles los hijos o los nietos. Con todos, estos
días lo que hace es llevarles la compra a casa. En Nueno, por ejemplo, estaba
abierta con una concesión municipal, pero justo una semana antes del inicio
del confinamiento, la dejaron, según indica el alcalde, Guillermo Palacín.
"Un pueblo pequeño sin tienda no puede funcionar", asegura Eva
Lozano, que para ella no solo da vida a la localidad, de 309 vecinos, sino que le
ha permitido cumplir el sueño de su vida incluso antes de tiempo. "Frula
era mi sitio de jubilación, mi ilusión era volver y llegó antes de
hora", comenta esta dependienta de 50 años que se crió allí y
que ahora sus hijos son la cuarta generación en este pueblo de colonización,
fundado en 1958, al que llegaron sus abuelos. Lleva tres años trabajando,
desde su apertura y, en este caso, más que una tienda es un mini supermercado
al que "los vecinos han respondido muy bien desde el principio", resalta.
Además, en el pueblo hay panadería y farmacia. "Estoy encantada,
porque es lo que me va, estar de cara al público. Y lo que no tengo, lo intento
conseguir", señala Eva Lozano. Ahora, "no quiero que la gente mayor
venga a comprar y todos los días tenemos cinco o seis encargos para llevarlos
a las casas", señala. "Lo ha sido desde que abrió, pero estos
días especialmente, es nuestra salvación para la gente mayor",
resalta Joaquín Monesma, alcalde de Almuniente, municipio al que pertenece,
y que estos días se esfuerza por atender a toda su población.
Patricia Roche, de 40 años, sí acude a la tienda. "Compro aquí
pero una o dos veces a la semana, si subo a Huesca, traigo cosas que me gustan de
algún sitio determinado. Pero una tienda en un pueblo es muy importante
y más ahora con la crisis sanitaria", señala esta vecina que también
apostó por vivir en el pueblo, donde se crían sus hijas, y al que llegó
de colono su abuelo Lorenzo Roche que siendo alcalde recibió al Rey.
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