MIGUEL ÁNGEL LISO TEJADA/DIRECTOR EDITORIAL DEL GRUPO HENNEO 05/04/2020
Tiempos presentes y de futuro cargados de incertidumbre y temor mayúsculo que
ya están acarreando consecuencias muy desgraciadas. Y en poco tiempo comprobaremos
también qué gobiernos han sido capaces de aguantar la guadaña del
coronavirus. Si la percepción en la ciudadanía es que sus dirigentes gubernamentales
se han enfrentado a esta terrible pesadilla con solvencia y claridad, es posible
que salven el pellejo. Solo posible. Pero si la sensación de la mayoría
de los ciudadanos es que la gestión es improvisada, oscura, contradictoria
y titubeante, la sentencia está dictada. Muchas muertes. Mucho dolor.
Es innegable que la gestión de esta crisis es compleja y muy difícil.
Se trata de un examen inesperado y brutal, que va a poner de manifiesto la valía,
la capacidad y la competencia de quienes tienen que tomar decisiones para salir
de la zozobra en la que estamos sumergidos. Porque el mérito y la aptitud de
algunos colectivos como el personal sanitario (más de diez mil infectados),
el de alimentación, los repartidores de múltiples servicios, las Fuerzas
de Seguridad del Estado, los militares y los medios de comunicación, entre
otros, ya lo han revelado, hasta el punto de que para ellos la calificación
de "héroes" se queda corta.
Es hora de hacer piña y contribuir con todas nuestras fuerzas al final de esta
pesadilla. Es competencia de todos, en mayor o menor proporción, crear una
atmósfera de responsabilidad y serenidad. Pero en un sistema democrático
esta responsabilidad colectiva no es sinónimo de un ver, oír y callar,
de un apoyo a ciegas a las decisiones de un gobierno que no puede imponer ninguna
mordaza bajo vacuos pretextos, sobre todo cuando algunas de sus medidas pueden provocar
desconcierto e inseguridad. Pero sí es necesario que la crítica sea constructiva
y rigurosa y que se imponga en estos momentos convulsos y de confusión al oportunismo
barriobajero y desestabilizador.
Es preciso entre los sectores políticos y sociales una lealtad recíproca.
Y, sobre todo, un comportamiento modélico. Hay que predicar con el ejemplo.
Son desalentadoras y decepcionantes las informaciones publicadas, contrastadas y
no desmentidas, del juego de tronos en que parece haberse convertido el Gobierno
en un momento tan decisivo, cuando a la vez está pidiendo sacrificio, unidad
y comprensión a una ciudadanía ejemplar… O el proceder nauseabundo e insolidario
de algunos partidos independentistas, tratando de sacar provecho de esta dramática
situación… O el ataque, con palabras muy gruesas e irreproducibles por la repugnancia
que producen, de algunos personajes públicos a diestro y siniestro. Comportamientos
lamentables que contribuyen a aumentar la desazón entre los ciudadanos.
Nos encontramos en el epicentro de una crisis sanitaria de consecuencias mortales,
con secuelas sicológicas profundas que afectarán al alma de los ciudadanos,
a la economía, a la política, y a quién sabe a cuántos hábitos
sociales. Por eso hace falta más que nunca coherencia, eficiencia en las decisiones,
apoyo constructivo y franqueza en las conductas. Y todo ello, si es posible, por
favor, embridado por liderazgos creíbles, generosos, responsables, honrados
y transparentes, que unan y no dividan.
Saldremos de ésta, sin duda, y entonces será el momento de analizar sin
tapujos lo sucedido, pero sólo con una colaboración y lealtad mutuas lograremos
salir antes de esta pesadilla. Ojalá pasados los meses nadie tenga que arrepentirse
de lo que está haciendo y diciendo ahora, porque en este mundo globalizado,
donde la tecnología todo lo llena, lo que se hace y se dice queda perpetuado
en un cementerio radioactivo en el que muchas vergüenzas quedan al aire para
la eternidad. Una sugerencia que vale, basta con echar un vistazo a las redes, para
políticos, periodistas, sociólogos, politólogos, empresarios, perturbadores
sociales y demás…. Sigamos luchando contra el virus. Hay que tomar conciencia
rápida de que es una batalla descomunal y muy dura, que precisa solidaridad
y sacrificio a raudales. El triunfo también será de todos.
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