"Tras esta sacudida social, espero que el futuro se construya de manera diferente y desde el aragonesismo en nuestro caso"
JOAQUÍN PALACÍN 06/04/2020
Hacer frente al problema sanitario, social y económico que supone el Covid-19
es una cuestión de esfuerzo colectivo. Nunca antes, en la historia de nuestra
democracia, nos habíamos enfrentado a una situación de este tipo, a un
estado de alarma tan prolongado, a la concentración de las decisiones en las
autoridades competentes delegadas en cuatro ministerios: Defensa, Interior; Transportes;
Movilidad y Agenda Urbana; y Sanidad.
La toma de decisiones políticas es compleja y más en una situación
tan desconocida y bajo tanta presión. Estamos ante un problema donde el criterio
de los expertos es básico y las decisiones de los gobiernos tienen que ser
tan contundentes como rigurosas. Y es ahí, en la toma de decisiones desde el
Gobierno central, donde podemos valorar ya el criterio político de algunas
de las decisiones adoptadas. Nos encontramos con lo mismo de siempre, un paraguas
general que poco se adapta a las peculiaridades de cada Comunidad Autónoma.
La realidad territorial y demográfica de Aragón merece una adaptación
de la normativa que no tiene nada que ver con lo que resulta prioritario para la
población de Madrid.
Aquí nos preocupa qué va a pasar con la cosecha agraria o cómo se
desplazan los trabajadores a las granjas y fincas con el empleo que generan los
autónomos y las pequeñas empresas de nuestro territorio y que está
en peligro; cómo se recompondrá la atención a nuestros mayores o
los recursos sanitarios, cómo se impulsará el aumento de la capacidad
de producción. Pienso en los municipios en los que no hay una buena conexión
a internet para que los niños/as sigan el proceso educativo o cómo puede
prestar el servicio y tener los mejores medios un consultorio de un pequeño
pueblo aragonés.
El Gobierno de Aragón trabaja día a día para ir adaptando los esfuerzos,
pero, a veces, el corsé es demasiado estrecho. Y ya sobra decir qué pasa
cuando la intervención accede también a los fondos propios de las Comunidades
Autónomas, como ha pasado con el INAEM , o cuando el Gobierno Central negocia
determinadas cuestiones solo con algunas comunidades, por ejemplo, con las excepciones
al parón de la industria, sin contar con otros territorios como Aragón
y sin contar con su tejido empresarial, que también tiene necesidades específicas.
Los ayuntamientos aragoneses también están realizando una labor soberbia.
Pegados al día a día de la ciudadanía y dando soluciones adaptadas
a su entorno.
Desde el departamento que lidera José Luis Soro, en el Gobierno de Aragón,
se ha ido adaptando la normativa a la realidad aragonesa. Por ejemplo, con el porcentaje
de prestación del servicio de transporte por carretera de tal manera que se
logre un equilibrio para atender las necesidades de movilidad reales en el ámbito
de nuestras competencias. En el servicio de carreteras se ha establecido servicios
mínimos de manera que garanticemos la seguridad en las vías y que puedan
circular las mercancías y los vehículos de servicios esenciales. Se pidió,
al Ministerio de Fomento, que se aumente el número de personas que pueden ir
en un vehículo a trabajar y que se habiliten líneas específicas de
ayuda para el transporte de mercancías y de viajeros.
Como presidente de CHA, me preocupa cómo ir encajando la actualidad pero me
preocupa más el día después, el post Coronavirus. Es importante que
Aragón sea protagonista del diseño de la estrategia que se aplique aquí,
con lo que hemos aprendido durante este proceso, y con los recursos necesarios,
y aquí expreso mis dudas sobre el trato que recibirá Aragón en este
contexto, para adaptar nuestros servicios. Porque la realidad aragonesa está
marcada por la dispersión demográfica, por las pequeñas y medianas
empresas, por los autónomos o por el sector agrícola y ganadero, el turismo…
Esta pandemia nos está llevando, en el ámbito personal, a cambiar mucho
las valoraciones sobre la cotidianeidad, los servicios, la atención a los mayores,
la educación… pero también sobre qué y cómo consumimos; quién
nos proporciona las necesidades básicas; qué implica perder el poder de
producción y fabricación; la importancia de la soberanía alimentaria
y también del consumo, en general, del producto de proximidad; y cuál
es nuestro entorno más cercano con el que podemos tejer las redes de ayudas.
En el ámbito político, también nos plantea qué modelo de organización
de las Administraciones Públicas queremos porque, frente al creciente proceso
de recentralización, tenemos que poner en valor la capacidad del autogobierno
para Aragón.
Nadie es ajeno a la necesidad de repensar muchas cosas, de intervenir para reactivar
la sociedad de una manera más sólida, autosuficiente y sostenible. Pensar
en qué dirección queremos seguir creciendo como colectivo. Nos enfrentamos
a una situación de incertidumbre tras esta sacudida social, espero que el futuro
se construya de manera diferente y desde el aragonesismo, en nuestro caso, verdadero
garante de una atención pensada en nuestra realidad demográfica y territorial.
Y termino dando las gracias a todas los aragoneses y aragonesas que están demostrando
una responsabilidad increíble, confinadas en casa o prestando los servicios
esenciales.
JOAQUÍN PALACÍN
Presidente de CHA
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