Afortunadamente, esta negra crisis que eclipsa divos, ha favorecido que aparecieran millones de pequeños astros nobles que brillan con luz propia
Incluso ante la tragedia, el dolor y la muerte conviene hacer una lectura positiva.
Hasta hace pocas semanas las cosas parecían estar claras porque a diario asistíamos
a la sucesión de una serie de verdades inamovibles y absolutas que nos daba
seguridad.
A fecha de hoy ninguna vale ya. Teníamos las respuestas preparadas y de repente
nos han cambiado las preguntas. El coronavirus, la nueva peste del s. XXI nos ha
devuelto a la realidad. Creímos que ser genios era algo propio de deportistas
extraterrestres, de artistas en racha o de personajes mediáticos y mucha gente
se lanzó a imitar esas vidas con el íntimo deseo de rodearse de seguidores,
fama y dinero a partes iguales. Pero el mundo a veces da un golpe en la mesa, sobre
todo cuando nos endiosamos con una grandeza totalmente vacía.
Afortunadamente, esta negra crisis que eclipsa di vos, ha favorecido que aparecieran
millones de pequeños astros nobles que brillaban con luz propia desde siempre
a pesar de que casi no nos percatáramos.
Son grupos heterogéneos de gente trabajadora, bastante honrada, que paga sus
impuestos colaborando al bien común, que cumple con las tareas que la sociedad
le encomienda, que aporta rigor y que genera confianza.
El corazón aplaude a quien trabaja en un hospital porque literalmente se juega
su salud con enfermos contagiados a los que intenta rescatar con vida. Aplaudimos
de corazón a la gente que conduce ambulancias, a las personas que limpian,
a quienes patrullan para que haya orden, a los que desinfectan, a los que madrugan
para que podamos encontrar en los expositores los productos para comer y a aquellos
que conducen toda la noche hasta descargarlos.
Y por agradecer hasta agradecemos la tarea de los profesores que han accedido gustosos
a la revolución pedagógica de convertir el salón de su casa en aula
virtual en tan solo un fin de semana y además poniendo imaginación y recursos
propios cada uno.
En la historia reciente de España, quizás nunca habíamos tenido la
sensación tan cierta de formar parte de una cadena que funciona si cada uno
cumple la ley (en vez de saltársela unilateralmente con descaro), que avanza
sorteando mil y un problemas y adversidades, y que por fin de forma anónima,
logrará ponernos de nuevo a salvo una vez que traspasemos la difícil senda
de la recuperación en la que todos vamos a ser necesarios para sacar solidariamente
al vecino que tengo a mi lado.
Nadie dijo que fuera fácil pero estoy segurísimo de que lo conseguiremos.
Todos somos genios, gente estupenda de verdad.
TodoVaASalirBien.
ÁNGEL M. MORÁN
Secretario general EHuSi-FSIE en Huesca
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