VENANCIO RODRÍGUZ SANZ
18/01/2020
Todo lo que hacemos habla de nosotros: el modo de andar, de sentamos, los gestos
de la cara, lo que decimos, el tono con el que hablamos, las cosas en las que nos
fijamos, la forma de escribir? Para una persona que esté habituada a leer en
este tipo de lenguaje, le sería fácil pillarnos. Y al escribir esto, seguramente,
me estaré destapando a los ojos del que sepa ver. Pero no me importa porque
es eso lo que busco, conocerme a mí mismo, ¿no es eso lo que le dijo el
Oráculo de Delfos a Sócrates Pues eso. No sé por qué motivo,
hace poco he vuelto a recordar un refrán que repetía mi madre en numerosas
ocasiones. Decía así: "Te quiero mucho perrito, pero de comer poquito".
Este dicho se lo he repetido a numerosas personas y casi todas han deducido de aquí
lo mismo: que hay personas que te están repitiendo continuamente lo mucho que
te quieren, pero que a la hora de la verdad no te ayudan económicamente. Y,
aunque de este proverbio se puede interpretar esto mismo, pienso que de esta frase
se puede sacar mucho petróleo. Por ejemplo: "Mucho dices que me quieres,
pero no tienes conmigo ningún detalle, delicadeza, amabilidad, ternura, etcétera.
Y usted, ¿en qué contexto pondría esta frase?
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