En el yacimiento han encontrado material con unos 7.500 años de antigüedad
La casualidad quiso que un aficionado a la arqueología diera con un antiguo asentamiento prehistórico en el termino municipal de Quicena. Tras ponerse en contacto con un grupo de expertos y después de que éstos realizaran las pertinentes excavaciones, se ha determinado que los restos encontrados en este yacimiento podrían contar con "unos 7.500 años de antigüedad" y que corresponderían a "la última fase de los cazadores recolectores", etapa que se conoce con el nombre de Mesolítico Geométrico.
HUESCA.- Así lo explica la arqueóloga oscense Lourdes Montes, profesora
de la Universidad de Zaragoza y directora de la excavación en Quicena junto
a su colega Rafael Domingo.
No es un yacimiento único por su cronología, ubicación u organización,
pero sí supone la confirmación de una certeza: "Estas ocupaciones
prehistóricas no sólo se dan en la montaña, también se hallan
en zonas del llano, lo que ocurre es que son más difíciles de localizar
porque la erosión y los trabajos modernos que se realizan en el campo han acabado
con ellos".
Además, prosigue la arqueóloga, "confirma que el trabajo continuo
produce resultados. Lo que sabemos ahora de esta etapa es mucho más de lo que
se conocía hace veinte años".
El lugar en el que se encontró el yacimiento es conocido en Quicena como "Espantalobos",
"un antiguo abrigo rocoso que se ha visto muy alterado por la erosión del
tiempo y, sobre todo, por las tareas de cantería que se han hecho siempre en
esta zona", indica Montes.
Pero, a pesar del desgaste del tiempo y de las intervenciones, "hay un antiguo
asentamiento prehistórico que se ha conservado".
Fue localizado gracias a los paseos de un aficionado que recoge fragmentos de sílex,
cuenta la directora de la excavación, quien apunta que tras ponerse en contacto
con su grupo de trabajo fueron a ver el terreno y descubrieron "una mancha cenicienta
en la ladera que indicaba restos de antiguas hogueras, lo que apunta a que hubo
ocupación humana".
La tipología y el formato de los restos que aparecieron señalan que el
asentamiento corresponde "a la última fase de vida de los cazadores recolectores
que poblaron esta zona y que se conoce con el nombre de Mesolítico Geométrico".
Montes explica que es "la última etapa en la que la humanidad todavía
era sólo cazadora y recolectora, aún no era agricultora ni ganadera, vivían
de la ocupación del territorio de una forma semi nómada. Tienen algún
establecimiento mayor, con cabañas pequeñas que concentra al grupo prácticamente
todo el año y del que se desgajan pequeñas pandillas que van a sitios
concretos a explotar unos recursos determinados". Precisamente, éste es
el caso del hallazgo de Quicena. "Es un yacimiento para la explotación
de un recurso concreto, no sabemos exactamente cuál, podría ser cazar
animales en una época del año, o que fueran a recolectar algún tipo
de vegetal", comenta la experta.
La materia orgánica no se ha conservado pero sí que ha quedado "el
instrumental de piedra que utilizaban". En el yacimiento han encontrado cuchillos
(láminas de sílex que servían para cortar) y armas, como las puntas
de los proyectiles que usaban al cazar, explica Montes.
Además, han hallado restos de antiguas hogueras que han dejado manchas cenicientas
en el terreno, apunta.
Este tipo de yacimiento es frecuente en la zona de la cuenca del Ebro, y la arqueóloga
cuenta que en la actualidad hay en torno a "treinta o cuarenta" de esta
misma época. "Lo curioso es que en la zona central de Huesca no quedaba
ninguno".
UN TRABAJO QUE CONTINUARÁ
Un grupo de doce personas, dirigido por los arqueólogos Lourdes Montes y Rafael
Domingo, ha trabajado en el yacimiento de Quicena. Las tareas se han desarrollado
durante dos semanas y el equipo estaba formado, fundamentalmente, por alumnos de
Doctorado, de Grado o de Licenciatura de Historia.
Tras la excavación, que finalizó a finales de junio, el equipo está
"lavando el material extraído para hacer un inventario", explica Montes.
En cuanto cumplan esta tarea mandarán unas muestras para que sean datadas,
aunque la experta calcula que "darán una antigüedad de unos 7.500
años".
Lo siguiente será "dibujar el material, hacer un informe sobre lo que se
ha obtenido y presentar en alguna publicación algún avance". También
tienen previsto hacer alguna conferencia en Quicena y Huesca para explicar lo hallado,
apunta Montes, quien no da por cerrado el trabajo, pues todavía hay trabajo
que desarrollar en este yacimiento.
Por último, Montes agradece la colaboración de las administraciones, que
les han facilitado su tarea "enormemente". Desde el Ayuntamiento de Quicena
hasta la Comarca de la Hoya de Huesca y la Diputación de Huesca, "todas
han permitido que este trabajo sea posible".
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