Autoridades, familiares y amigos del investigador oscense celebraron ayer la nueva nomenclatura del espacio cultural de la ciudad en un emotivo acto.
Manuel Benito Moliner ha pasado a ser "inmortal" para la ciudad de Huesca. Y es que, como dijo ayer su hermana Mamen, en el acto de inauguración de la nueva denominación del Centro Cultural del Matadero (que ya acuña el nombre del investigador oscense), "no muere el que se va, se muere el que se olvida".
HUESCA.- Organizado por el Círculo Republicano Manolín Abad, del
que fue alma mater Manuel Benito, la celebración congregó a la plana mayor
del Ayuntamiento con su alcalde Luis Felipe a la cabeza, así como a miembros
del círculo republicano, familiares y amigos del etnólogo, escritor y
político oscense fallecido en enero de 2010.
Antes de descubrir el monolito con el cambio de nomenclatura, Mamen Benito, en representación
de la familia, agradeció "la consideración, el afecto, la lealtad
y la devoción" mostrada por mantener la memoria de su hermano. "No
se muere el que se va, se muere el que se olvida, y ahora Manuel no sólo vive
en el recuerdo de todos nosotros, sino que estará en la memoria colectiva permanente
de esta ciudad y la provincia, aquella a la que le profesó un amor inmenso",
expresó visiblemente emocionada.
La conmemoración arrancó con la intervención de Luis Felipe, que
llamó la atención sobre el hecho de que la nueva denominación del
Matadero fue una decisión tomada "por unanimidad de los cinco partidos
políticos que componen el Consistorio". De esta forma, el Ayuntamiento
quiso reconocer "la vinculación a la política de la ciudad" de
Manuel Benito y, especialmente, su legado como investigador.
En este sentido, el alcalde destacó la relevancia de sus trabajos antropológicos,
geográficos e históricos, así como sus estudios sobre las creencias,
los ritos, los mitos, las celebraciones y "los significados de las cosas";
investigaciones que llevaba a cabo "desde la sencillez que ofrece la explicación
de un hombre culto, adicto a la curiosidad", expresó el edil.
Luis Felipe también resaltó la modestia del etnólogo. "No le
gustaban los focos, tenía una fuerte conciencia social y llevaba siempre la
defensa de los humildes y de los perdedores como un verdadero pendón de victoria".
Lo comparó con "un caballero andante", al estilo de Don Quijote, porque
Manuel Benito era "un personaje cervantino", que hoy "acometería
lanza en ristre contra los corruptos de la ingeniería financiera", que
estaría del lado de los refugiados, de los jóvenes en paro y las mujeres
maltratadas y, a buen seguro, se sentiría "triste y preocupado ante el
sombrío panorama político español", reconoció.
Su obra "rememora la verdad de los críticos" y es "un ejemplo de
honradez", continuó el alcalde, que concluyó diciendo que el Ayuntamiento
de Huesca reconoce al "hombre comprometido" y al "buen investigador"
dando su nombre al Centro Cultural del Matadero, para que en el futuro los ciudadanos
acudan a este espacio a "compartir la cultura, que era el escenario favorito
de Manuel Benito".
Por parte del Centro Republicano Manolín Abad habló Carlos Migliaccio,
que se congratuló de compartir con todos los presentes "un día tan
justo y festivo como es el reconocimiento de una autoridad cultural, nuestro siempre
presente en el recuerdo, Manuel Benito Moliner".
De entre todas las cualidades del que fuera fundador del círculo republicano
oscense, el joven destacó una: "Su capacidad de ser un maestro, es decir,
un transmisor de conocimiento, un inspirador de una curiosidad que busca siempre
ser satisfecha".
Además, Carlos Migliaccio aprovechó su intervención para reivindicar
"que la verdad histórica y la memoria penetre definitivamente en los temarios
y en los currículos educativos", y concluyó con uno de los vítores
que tantas veces coreó Manuel Benito: "Viva la República".
Tras los discursos, los familiares del homenajeado descubrieron el monolito realizado
por Julio Luzán, donde aparece el nuevo nombre del centro cultural. La conmemoración,
que se enmarca dentro de los actos del décimo aniversario del Círculo
Republicano Manolín Abad, terminó con un vino en el interior del edificio,
en el que se recordó la figura de un hombre socarrón, culto, comprometido
y, desde ayer, inmortal. l
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