Santi Tornés regresó a Adahuesca por la posibilidad que se le abrió de comprar una VPO, ya que en muchos pueblos es difícil encontrar casas disponibles
ELENA PUÉRTOLAS 30/03/2018
Santi Tornés se marchó a los 18 años de su pueblo, Adahuesca, y no
se planteaba volver hasta que a los 30 años vio la oportunidad de comprar una
vivienda de Protección Oficial, que promovió el Ayuntamiento. "Para
fijar población es fundamental que haya vivienda digna a un precio razonable",
indica, sin despreciar que la clave es poder trabajar allí. Raúl Martínez
tampoco lo tuvo fácil para comprarse una casa en El Temple, primer pueblo de
colonización de la provincia, y regresar. Jóvenes que se han criado allí
o nuevos pobladores tienen dificultades para quedarse en el medio rural por la escasez
de vivienda, bien en núcleos donde no hay oferta o bien en zonas turísticas
donde los precios son muy altos.
En este último caso se encuentra Broto, donde han rehabilitado viejos edificios
municipales para crear tres viviendas en dicha población, otra en Buesa, otra
en Sarvisé y la última, que en breve saldrá a concurso, en Asín
de Broto, con las ayudas al Programa de Impulso Demográfico de la Diputación
Provincial de Huesca. "Están alquiladas a gente que se ha instalado aquí.
El problema es que vienen a trabajar y luego no encuentran dónde vivir porque
la vivienda es cara. Estas tienen un precio razonable, que no tiene nada que ver
con el mercado, más orientado al turismo", explica la alcaldesa, Carmen
Muro (PSOE). "Si hubiera más, más se alquilarían", dice.
Tampoco hay que olvidar que hay vacías y con difícil salida en otros pueblos.
El equilibrio no es fácil.
"Al final nos hemos instalado personas que no teníamos intención de
vivir aquí o de volver. Ahora, somos cinco familias más y con niños",
explica Santi Tornés, que se instaló en 2010 en las VPO adosadas, impulsadas
desde Adahuesca con el Gobierno de Aragón. Entonces, residían en la capital
oscense hasta que esta promoción les hizo cambiar de planes. Ahora, se dedican
a la agricultura ecológica y él, además, trabaja en el retén
de incendios. Con estas familias, Adahuesca, con 180 vecinos censados, aumentó
población.
"Mucha gente se ha querido instalar aquí, pero no hay absolutamente nada
ni para vender ni para alquilar y lo poco que sale se copa enseguida. Hay más
demanda que oferta", comenta Tornés, concejal por Aragón Sí Puede.
Además de la disponibilidad de vivienda y de la posibilidad de trabajar, "que
haya unos servicios básicos, que en otros municipios no los tienes, es lo que
hace que te quedes a vivir en un pueblo", asegura. Y eso, a su juicio, es mérito
de un ayuntamiento que ha trabajado para que hoy haya un colegio con unos 15 niños
al que asiste su hijo Leo, de 4 años. Además, cuenta con servicio de comedor
escolar y una escuela infantil sin vacantes, que también da servicios a localidades
del entorno.
Por su parte, el alcalde, Francisco Franco (PP), resalta que "no vendría
mal que hubiera ayudas" para nuevas promociones. Aunque la redacción del
nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) ha permitido sacar a la venta
cuatro parcelas particulares, "se las han quitado de las manos". Con todo,
admite que es un pueblo "con cierto privilegio" por la actividad económica
que genera la D. O. Somontano, Guara y la eclosión turística de Alquézar.
También resalta que con la mejora de las carreteras e internet, la calidad
de vida es mayor que en una ciudad. Pero admite que es difícil encontrar vivienda
porque hay muchos vecinos que conservan la casa como segunda residencia, pero no
quieren ni venderla ni alquilarla, ya que es un pueblo con nada más y nada
menos de 14 casas solariegas, lo que hace que en verano lleguen a ser 500 vecinos.
LOS PLANES INSTITUCIONALES
Esa es la razón de ser del Plan de Impulso Demográfico de la Diputación
Provincial de Huesca, orientado a la rehabilitación de edificios para alojar
a nuevos vecinos en poblaciones de menos de 500 habitantes, que suponen cerca de
tres cuartas partes del Alto Aragón. Unos de los requisitos para solicitar
las ayudas es contar con nuevos empadronados. En los últimos años, han
llegado a Valfonda de Santa Ana, Secastilla, Arcusa, Sangarrén, Abizanda, Chía,
Laspuña, Berdún, Javierregay, Aragüés del Puerto, Capdesaso,
Gistaín, Santa Cruz de la Serós o Pozán de Vero. Muchas veces son
las antiguas casas del médico o del maestro en pueblos con pequeños como
Gistaín.
Por otro lado, según informa el Gobierno de Aragón, la última promoción
de VPO fue una en Panticosa en 2016. Con todo, el nuevo Plan Estatal de Vivienda
2018-2021 prevé varios programas cofinanciados. La directora general de Vivienda,
Mayte Andreu, destaca la financiación para unifamiliares, las más numerosas
en el medio rural, pero también cree que queda mucho trabajo para que se ajuste
a la realidad de Aragón. En este sentido, apunta al programa de ayuda a los
jóvenes para que adquieran una vivienda en municipios de menos de 5.000 habitantes.
Otra de las novedades es el fomento del alquiler. En estos momentos, se está
pendiente de la firma del convenio.
Tampoco era fácil encontrar vivienda en El Temple cuando Raúl Martínez,
de 47 años, ahora alcalde pedáneo (independiente), se marchó. "Volví
cuanto la encontré porque si no, no me hubiera ido", asegura. Ahora, desde
el ayuntamiento ha puesto a la venta un conjunto de 63 parcelas. "Por lo menos,
que haya suelo disponible para tener la posibilidad de quedarse, ya que antes era
imposible", comenta. Las parcelas están a la venta por 25.000 euros y por
30.000 se puede conseguir una vivienda municipal para rehabilitar. Además,
consiguieron ayuda del Programa de Impulso Demográfico de la DPH para rehabilitar
un piso municipal que van a alquilar. Esas parcelas han hecho posible que Cristina
Felipe, de 27 años, y tercera generación de colonos, pueda quedarse en
su pueblo, donde ha formado una familia con su marido y sus hijos Valeria, de 4
años, y Carlos, de 9 meses, que ya son la cuarta generación.
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