Abierta una pieza separada de la instrucción por el asesinato de la pequeña en Sabiñánigo
HUESCA.- La titular del Juzgado de Instrucción nº 1 de Jaca ha
acordado investigar por separado los presuntos malos tratos habituales que
sufrían las dos primas menores de Naiara, la niña de 8 años
brutalmente
asesinada en Sabiñánigo por su tío político, Iván
P.P.
El auto judicial, al que ha tenido acceso Efe, acuerda separar del sumario de Naiara
todos los informes y testimonios referidos a la situación de las dos primas
en el domicilio del tío político de Naiara y de la abuelastra de esta
niña, Nieves P.C.
El encausamiento por estos hechos del presunto asesino de Naiara y de su madre,
abuela natural de las dos niñas, ya se plantea en la investigación central
del crimen, aunque la instructora considera "conveniente" separar ambas
causas para "simplificar y activar" el procedimiento.
Las dos primas de Naiara, hijas de una hermana del presunto asesino, vivían
en el domicilio de su abuela y de su tío en Sabiñánigo dado que
su madre, tras su separación, decidió marcharse de la casa.
La instructora señala en su auto que las diligencias de investigación
en torno al crimen han puesto de manifiesto que las dos primas podrían haber
sido víctimas de malos tratos habituales en el ámbito familiar
a cargo de su abuela y de su tío.
Considera necesario la juez separar del sumario principal todos los folios referidos
exclusivamente al maltrato sufrido por las dos niñas, actualmente en un
centro de acogida tras serle retirada la custodia a la abuela, al valorar como
"innecesaria" su análisis en el mismo juicio por el crimen, así
como la naturaleza de pruebas como la autopsia de Naiara.
La imputación del tío y de la abuela por estos hechos fue solicitada por
la fiscalía a la vista de las pruebas practicadas, entre ellas un informe
pericial de las dos psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón
(IMLA) que entrevistaron a las niñas tras el crimen.
Ambas niñas, que tenían 13 y 14 años en el momento de ser entrevistadas,
presentaban un cuadro de ansiedad vinculado a su experiencia como testigos de la
tortura sufrida por Naiara a manos de su tío, que también les habría
obligado a participar en los castigos previos.
Un hecho "traumático", a juicio de las especialistas, que unido
los antecedentes de maltrato sufridos condiciona el desarrollo de ambas niñas,
custodiadas desde pequeñas por la abuela y el tío tras marcharse su madre
biológica de casa y desaparecer el padre del entorno familiar.
Las psicólogas responsabilizan de esta situación a la abuela, cuyo
estilo parental, subrayan, tendió de forma continua y habitual al "autoritarismo"
tanto con sus hijos como con sus nietas.
Del tío Iván, encarcelado desde que ocurrió el crimen, señala
el informe que no sólo asumía las normas establecidas por la abuela, sino
que se mostraba más "intransigente y desproporcionado" en los castigos,
"a veces sin que las menores identificaran una relación de causalidad".
Todo en el marco de un entorno familiar, subrayan, en el que se asumieron castigos
físicos como bofetadas, patadas, golpes con cinturón, puñetazos o
empujones como "una forma legítima de educar a los menores".
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