Elaboran ocho tipos de cervezas artesanas y ecológicas, Cervezas Borda, desde su obrador en Aineto. Además, las maridan con alimentos
ELENA PUÉRTOLAS 10/08/2018
Elaboran cerveza en su propia fábrica que han construido en Aineto, Cervezas
Borda, pero además innovan con maridajes. Esta actividad les permite
a Felipe Esteban, el maestro cervecero, y a Menchu Ríos, cocinera, elegir dónde
quieren vivir, en este pequeño núcleo de La Guarguera recuperado y ocupado
legalmente por una treintena de personas. Los comienzos nunca son fáciles,
pero son ilusionantes y eso es lo que hace que trabajen para sacar adelante un proyecto
con el objetivo de "generar empleo". Por el momento, "a nosotros
nos permite vivir y tenemos a una persona contratada ocho horas a la semana, pero
nuestra intención es que pronto esté a jornada completa".
Por ello, recuperaron el único espacio libre que había en Aineto -núcleo
cedido por el Gobierno de Aragón a la asociación Artiborain en 1985-,
una borda de 1853 y de ahí el nombre de su producto. Menchu lleva tres
años inmersa en el proyecto, pero Felipe comenzó antes haciendo la cerveza.
"Se consumía en las fiestas de Aineto y la gente la pedía, por ello
se animó a sacarla al mercado", detalla. Ya comercializan ocho tipos
de cerveza diferentes, además de una solidaria que hacen cada año
con una asociación distinta. La han hecho con la zaragozana Estrella de la
mañana, que tiene una programa de niños refugiados del Tíbet en
la India y para el próximo año ya lo están organizando con Atades.
Además, entre los ocho tipos que venden, hay una sin gluten.
Felipe lleva más de 20 años en Aineto, donde formó parte de
la compañía de teatro Trapalanda, que recorrió con sus historias
muchos pueblos del Alto Aragón hasta 2005. Fue una de las primeras empresas
que crearon los nuevos habitantes de Aineto, pero no la única ya que funciona
desde los inicios una panadería y una carpintería, e incluso hubo
otra de albañilería.
Felipe Esteban, según explica Menchu, lleva años de dedicación al
arte de fabricar cerveza artesana, que, además, es ecológica. "No
es tanto como nicho de mercado sino como creencia, porque mucho antes de salir al
mercado Felipe la hacía así", resalta. "El agua con la que se
elabora la cerveza es de manantial. Además, al hacerlo en un pueblo nos permite
reciclar todos los residuos orgánicos. Los animales del pueblo comen
el bagazo", detalla Ríos. Esto lo entiende como una ventaja de fabricar
en el medio rural.
La cebada no la cultivan en la propia localidad, entre otras cosas porque "el
malteado es una profesión en sí misma y la traemos ya con el proceso hecho",
puntualiza Menchu. El resto de los ingredientes también son ecológicos
y los consiguen fuera. Y esta es precisamente una de las dificultades.
PROBLEMAS CON EL TRANSPORTE
"Estamos en un núcleo muy aislado, porque muchas veces los productos
se quedan en las centrales de las empresas de transportes y otras veces los pasea
el repartidor, porque si no le da tiempo de entrar en La Guarguera pasa de largo",
indica. En realidad, Aineto no está tan lejos en kilómetros, unos 16 desde
la N-330 entre Huesca y Sabiñánigo, pero se hacen eternos por las condiciones
de la calzada: estrecha, con curvas y baches, para la que hace años se
exigen mejoras. Los paquetes tardan en llegar pero, desde luego, si quiere enviar
los pedidos que recibe por la página web, ella mismo se tiene que encargar
de llevarlos hasta Hostal de Ipiés para entregarlos al repartidor, comenta.
A pesar de estas dificultades, "estamos contentos porque vamos subiendo en
ventas desde que comenzamos. Se distribuye en bares, restaurantes y tiendas
y el volumen cada vez es mayor", indica. Por ello, espera poder crear
empleo. "Trabajo tenemos mucho, pero los ingresos... entonces hay que esperar
un poco para poder contratar a jornada completa", apunta. No obstante, "estamos
intentando hacer, tanto la elaboración, como la distribución, como los
clientes... para que en un futuro pueda entrar más gente a trabajar en lugar
de coger distribuidores. Esa es la idea, igual el año que viene tengo que decir
otra cosa", apunta con ganas de poder cumplir sus deseos.
Menchu Ríos reconoce que ahora está "más centrada en la cervecería
y quizá menos en el pueblo". Viaja habitualmente por trabajo a Jaca,
a Zaragoza... Por ello, "vivo el estrés de una ciudad, porque eso no
es de ciudad ni de pueblo sino que lo lleva uno mismo. Pero la ventaja es que si
en un momento dado estoy muy estresada, me doy un paseo y eso me tranquiliza".
Lleva tres años en Aineto y se sumó al proyecto que Felipe ya tenía
en marcha, pero entonces aún había que acabar las obras en la fábrica.
A las recetas del maestro cervecero, Menchu aporta su conocimiento como cocinera,
que es de lo que trabajaba en Zaragoza, y ofrecen maridajes, algo que es muy
habitual en el vino pero no tanto con este producto.
Ahora, tienen un proyecto para elaborar un espumoso de sauco, pero todavía
están en pruebas. Para ello, utilizan las instalaciones de los obradores que
la entidad de desarrollo de Jacetania y Alto Gállego, Adecuara, tiene en Biescas.
Como dice Menchu, "por ahora cubrimos gastos, nos permite vivir y que una persona
tenga esa ayuda de estar ocho horas contratada".
|