ELENA PUÉRTOLAS 10/11/2018
HUESCA.- "Si no somos capaces de darle más apoyos, el sector
del ovino irá desapareciendo porque el precio del cordero no sube",
asegura el director general de Alimentación y Fomento Agroalimentario del Gobierno
de Aragón, Enrique Novales.
Por ello, indica que la próxima reforma
de la Política Agraria Común (PAC) tiene que contemplar medidas
especiales, entre otras cosas, "por la labor medioambiental que hacen".
El Gobierno de Aragón intenta mantener la cabaña actual, que se
sitúa en 1,5 millones de cabezas en toda la comunidad, frente a los 2,3 que
había en 2006. La cifra se mantiene desde 2015 por las ayudas acopladas, ya
que hasta entonces el descenso había sido muy acusado, explica Novales. También
se ha reducido el número de ganaderos, de los 1.434 en 2005 a los 1.010
en 2017, lo que supone un descenso global del 29,6 %.
No obstante, se aprecian notables diferencias de unas comarcas a otras, que
Novales explica por la existencia o ausencia de otros recursos económicos en
torno al turismo.
Por ejemplo, en la Jacetania, la caída ha sido del 40,4 % y en Albarracín
(Teruel) se ha registrado el mayor descenso con un 59 %. Sin embargo, Sobrarbe
es la comarca de montaña con más ganaderos, 213 en 2007. Y, aunque
también ha sufrido una pérdida, es del 15,5 %.
Lo que sí se aprecia es que los ganaderos que han resistido, en general, tienen
más cabezas de ganado. Y lo de resistir no es baladí, porque "hay
muy poco relevo. Es la ganadería a la que hay que dedicarle más tiempo,
porque no da la facilidad de una granja de cerdos", detalla Novales.
En este sentido, es consciente de que el sector está expectante de ver qué
pasa con la nueva PAC. A su juicio, "las ayudas se tienen que incrementar",
insiste, porque recalca que es un trabajo de muchas horas y de los 365 días
del año, haga frío o calor.
Además, apunta que el precio de la carne es un lastre. "Es una carne relativamente
cara porque con un kilo de costillas te comes medio", indica. Además, en
el medio rural se come mucho por tradición pero se pierde la cultura y muchos
jóvenes apuestan más por la carne de cerdo o de pollo, que es más
barata.
Con todo, confía en que el sector pueda exportar en mejores condiciones
a mercados como el norte de África y también ve
una oportunidad en el chino. "El tema es ver si este tipo de carne les
encaja", indica.
Por otro lado, el Gobierno de Aragón va a sacar próximamente a exposición
pública un nuevo decreto de distancias, de forma que se flexibilizan
en las zonas de montaña "porque hemos entendido que no puede ser igual
y que facilitará que se pueda instalar alguien y el relevo generacional".
Y es que los datos también nos hablan de un sector envejecido, donde
los ganaderos menores de 25 años son testimoniales, mientras que la cifra de
entre 25 y 35 años se asemeja más, y en muchos casos está muy por
debajo, de los que siguen con más de 65 años.
En vacuno, perdura el número de cabezas desde 2005-2006 que se tiene como
referencia, en torno a las 55.000. El objetivo es, al menos, mantenerlo. En
2017, había 643 explotaciones, de modo que se perdieron 10 con respecto a 2005.
En cuanto a las cabezas, solo hay menos en Alto Gállego (-11,6 %) y
la parte alta de Ribagorza (-7,2); mientras que en la parte baja de Ribagorza ha
crecido hasta un 60,3 %. Por ello, la mirada está puesta en el ovino.
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