ELENA PUÉRTOLAS 28/09/2019
HUESCA.- El requisito principal es querer vivir en un pueblo. Para que una
familia se asiente en el medio rural, es más importante el deseo que tener
un empleo. Este último llegará. Sin embargo, está demostrado que
cuando eligen un pueblo solo por un puesto de trabajo, tarde o temprano hacen las
maletas. Tras más de dos años de andadura del proyecto Pueblos Vivos,
para atraer nuevos pobladores al Somontano, es una de las conclusiones a las que
ha llegado la técnico Patricia Sanchón. Durante este tiempo, se han
asentado ya 12 familias con niños y, en estos momentos, se está
tramitando la llegada de ocho o nueve más.
"El problema de la despoblación es trasversal y hay que abordarlo desde
distintos ámbitos. No se puede revertir al 100 % pero podemos ayudar y
lo que está claro es que el cambio se tiene que producir desde lo local",
asegura Patricia Sanchón, convencida de que es fundamental conocer el territorio
para ver las necesidades.
Pueblos Vivos es un proyecto de cooperación entre grupos de acción
local: Agujama, de Gúdar-Javalambre y Maestrazgo, en Teruel; Adefo, en
las Cinco Villas en Zaragoza; y Ceder Somontano. En el Alto Aragón, se sumaron
desde el inicio: Castillazuelo, Huerta de Vero, Buera, Alquézar-Radiquero,
Azlor, Azara, Peraltilla, Laluenga, Estada, Castejón del Puente, El Grado,
Colungo, Estadilla, Abiego-Alberuela de Laliena, Pozán de Vero, Salas Altas
y Salas Bajas. Estos últimos siete son los que han recibido a las familias.
Recientemente se han sumado Lascellas-Ponzano, Peralta de Alcofea y Bierge, aunque
en estos dos últimos todavía no existe el acuerdo de pleno.
Desde el convencimiento de intervenir desde lo local,
Pueblos Vivos ha creado una red de colaboradores en todos los municipios
-vinculados al ayuntamiento, a asociaciones o simplemente vecinos- para conocer
la información de posibles empleos, viviendas disponibles... Se les da formación
y se hacen talleres de sensibilización.
Ahora quiere instalarse una pareja compuesta por un profesor de inglés y una
enfermera, que no tendrán problema para trabajar en Barbastro, por lo que su
requisito es que exista buena comunicación desde el pueblo. Y es que el
empleo no es el principal problema para que lleguen nuevos vecinos al Somontano,
donde es difícil cubrir vacantes de oficios como electricidad o mecánica
así como peones agrícolas. En el boletín de empleo "redemprendeytrabaja.somontano.org",
en el que colabora la Comarca del Somontano y los ayuntamientos, siempre hay ofertas.
EL PERFIL DEL NUEVO POBLADOR
El perfil de los que se interesan por el programa Pueblos Vivos es de profesionales
de unos 30 años con formación universitaria, en muchos casos con experiencias
vitales fuera de España, que quieren volver, pero no a ciudades como Madrid
o Zaragoza, apunta Patricia Sanchón. También hay solicitudes de familias
a las que les mueve la necesidad de encontrar trabajo, "pero es más difícil
que sigan adelante". En estos más de dos años que lleva el programa,
han recibido 140 consultas. También hay nuevos pobladores que vuelven a
la casa de sus padres o abuelos con proyectos empresariales, a los que se les
ayuda desde Ceder Somontano.
Aunque compartan el problema de la despoblación, la situación de cada
municipio es diferente. La ventaja compartida es que todos los pueblos están
a 20 o 25 minutos de Barbastro. Colungo, por ejemplo, es de los más alejados
y, aunque puede haber trabajo por la Sierra de Guara, es difícil encontrar
vivienda porque se destina más a apartamentos turísticos. Hoy, esta localidad
acogerá la I
Jornada para Asociaciones del Somontano "Pueblos vivos enredados",
con el objetivo de dotar de nuevas herramientas a las asociaciones, mostrar ejemplos
de buenas prácticas, incentivar la creación de otras y generar espacios
de encuentro".
Por el contrario, hay otros pueblos como Laluenga, donde hay casas para vender,
pero no alquilar. En este sentido, "los ayuntamientos hacen esfuerzos por
habilitar viviendas municipales. El problema no es la falta sino la adecuación
o a veces los precios", comenta Sanchón.
Para estos casos, la Diputación Provincial de Huesca tiene un programa de ayudas
a los municipios, pero además envió propuestas al Gobierno central para
alentar cambios legislativos que permitan a las administraciones locales invertir
sus recursos para impulsar rehabilitaciones, compras o acelerar declaraciones
de ruina.
Si algo ha cambiado, "es que la gente joven apuesta por quedarse, que durante
muchas décadas estaba mal visto. Es un trabajo de tiempo eliminar esos
perjuicios del ambiente rural". Con todo, admite que hay gente joven a la que
le gustaría quedarse pero "faltan oportunidades laborales". Al final,
"es como una orquesta, que todos los instrumentos tienen que tocar a la vez",
indica Sanchón.
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