El VAR tiene que contemplar todos los parámetros para reducir hacia cero los errores
JAVIER GARCÍA ANTÓN 14/10/2019
HUESCA.- Como la expresión lastimera de Ortega y Gasset, no es esto,
no es esto. Todo comenzó mal, incluso la conectividad en El Alcoraz
que obstaculizó nuestro trabajo. Parecía una premonición.
El Huesca no estuvo fino. Dominó y poseyó, incluso creó más
oportunidades ante un rival que jugó con sus armas. Nada que objetar si
no fuera porque los árbitros han de aplicar la justicia en beneficio del
espectáculo, y no anhelo que Moreno Aragón descienda a Segunda B por
la exclusiva razón de que no deseo el mal a nadie, mucho menos al Ejea. El
Racing es un grupo de un malabarista (Yoda), tres o cuatro notables peloteros y
unos cuantos pelotoneros. De los segundos, brotó Cejudo para clavarla donde
no merecía su equipo.
Ahí, minuto 67, se acabó el partido después de que en el arranque
de la reanudación Real pusiera a prueba a Zidane tres veces. Como su padre,
tiene una flor. Sin estar bien el Huesca, apenas se jugó ya y Moreno Aragón
mostró la primera amarilla en el minuto 89. Un incompetente (acepción
estricta) de récord. Cinco sólo de añadido. ¡Para qué más!
No hay defensa para el VAR. Un instrumento tecnológico tiene que contemplar
todos los parámetros para reducir hacia cero los errores. Otra cuestión
es que los programadores sean capaces o no de introducirle todas las casuísticas
para la asistencia más adecuada. Bastante tienen árbitros tan mejorables
-eufemismo- como Moreno Aragón como para que, encima, no le ayuden.
Si decidimos minimizar la asunción del riesgo de criterios diferenciados ante
idénticas situaciones, no puede ser que en la misma jornada una mano dentro
del área sea penalti por las nuevas instrucciones y, por el contrario, otra
del Racing no sea siquiera revisada. Dirán los acérrimos del oficialismo
que los demás somos unos analfabetos futbolísticos, pero quien siempre
piensa como el aparato tiene una querencia más inquietante que la de quienes
se decantan por el espíritu crítico. No hay más que observar toda
la secuencia de la vida de Miguel de Unamuno estos días. El VAR pide a gritos
una revisión.
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