El joven trabaja en la empresa Crisesa y estudia Ciencias Ambientales
JACA.- Sergio Martínez tiene 26 años y nació en Zaragoza,
donde dio sus primeros pasos. Con seis, se mudó a María de Huerva, un
municipio de 5.600 vecinos ubicado a 15 kilómetros de la capital aragonesa.
Tras formarse como forestal, en verano de 2018 se fue a EE. UU. y al volver,
decidió que quería independizarse con su novia y ambos se vinieron a Jaca.
"A mi novia le ofrecieron trabajar en Jaca y al principio puso pegas, pero siempre
he querido vivir en un entorno de montaña, en medio de la naturaleza, así
que nos vinimos y me puse a buscar trabajo", comentó el zaragozano. "Me
costó un poco y llegué a hacer de canguro para los hijos de un amigo".
Sergio se sumó al programa y al cabo de un mes empezó a trabajar en
Cristalería Serrablo S.A. (Crisesa), una empresa que pertenece al sector
de la carpintería metálica y se ocupa de la instalación de puertas
y ventanas o el cambio de persianas. "Es un trabajo 4x4. Hacemos de todo un
poco. En la comarca, hay muchas casas antiguas que deben renovarse y les hacemos
un lavado de cara".
El joven pensó que "era un trabajo temporal", pero está "contento"
con la empresa. Sus planes pasan por vivir en Jaca y continuar sus estudios.
"Estoy acabando la carrera de Ciencias Ambientales por la Uned. Viene bien
estudiar a distancia por el trabajo", explicó.
"Me siento cómodo con las condiciones laborales, el salario y el entorno
de trabajo, pero si el día de mañana tuviera que elegir, con ahorros e
invirtiendo un año o dos en formación, querría hacerme guía
de montaña para dedicarme a eso, la educación ambiental o alguna
aplicación de mis estudios en la naturaleza u opositar para guarda forestal",
aseguró el joven.
Para Sergio, "los pueblos tienen mucho futuro potencial y pueden renacer",
pero "hace falta interés del Gobierno, que debe invertir en infraestructuras".
"La gente huye de los pueblos por falta de visión, esperanza o motivación,
pero si me dan a elegir entre trabajo fijo en Jaca o en Zaragoza, yo me quedo en
Jaca", afirmó. "De aquí a 15-20 años, esto va a cambiar
mucho con los nuevos empleos que pueden surgir", agregó el joven, que
no echa de menos Zaragoza. "En la ciudad tienes una vida muy gris. Antes me
costaba una hora llegar al trabajo. Ahora, 15 minutos. Son 45 minutos de vida que
gano al ir y al volver. Puedo estar trabajando 9 ó 10 horas, subiendo 50 veces
cargando material a un quinto sin ascensor, pero vuelvo a casa contento y saludo
a mi novia con una sonrisa".
|