ELENA PUÉRTOLAS 02/11/2019
Cada curva de la carretera del valle de Chistau les descubría un paisaje más
maravilloso y la última, cuando Gistaín se dibujó ante sus ojos,
les acabó de convencer. Era febrero de 2017 y había 15 centímetros
de nieve, ni tan bonita como en las postales ni tan algodonosa bajo sus pies.
Así es como Abel Pina y Ana Rizo, con sus tres hijas pequeñas, conocieron
Gistaín por primera vez.
Y así, con la realidad de un día cualquiera de invierno, es como quería
que vieran el pueblo Óscar Bielsa, propietario de Construcciones Bielsa,
que ofrecía un trabajo de oficial de albañil a una familia con niños
para salvar del cierre la escuela de sus hijos. Lo ha conseguido.
No era la primera vez ni fue la última que Óscar Bielsa y su mujer
Nuria Brun buscaban familias para luchar contra la despoblación. La primera
en llegar, en 2016, procedía de Córdoba y tenían tres hijos (dos
de colegio y uno de instituto), e incluso dio a luz allí, aunque no duraron
mucho. Menos aún aguantó una familia de Elche con tres hijos que se marchó
una Navidad.
Sin embargo, los primeros fueron clave para que la escuela se mantuviera abierta
ese curso con sus dos hijos y el mayor de Óscar y Nuria. Al poco tiempo, en
febrero de 2017, y aún coincidieron con ellos, llegó otra familia
con dos hijos de colegio y otra de instituto, que aún reside allí; y poco
después la de Abel y Ana, con otras dos niñas en edad escolar, y una tercera
que era más pequeña.
Todavía han recibido a otras dos familias más con niños, una de
Madrid, y otra de Tortosa, la de Lyssette Yúñez, con tres hijos de
10, 7 y 4 años, hace tan solo dos meses. Los padres de estas cuatro últimas
trabajan todos con Óscar Bielsa, que por el momento no necesita más empleados.
Ahora, son 10 alumnos en el colegio y este año tendrán hasta comedor
asistencial.
Al mes de aquella excursión de nieve y curvas, "metimo toda nuestra
vida en una furgoneta y nos vinimos a Gistaín. Arriesgamos mucho -admite,
Ana Rizo- pero nos ha salido bien". Atrás dejaron su Villarreal natal,
una zona especializada en la fabricación de azulejos donde tras la crisis del
ladrillo era difícil encontrar trabajo en la construcción. Además,
su barrio comenzó a ser inseguro.
EN UNA NOCHE DE INSOMNIO
Ana, en una noche de insomnio, vio en la página web del proyecto Abraza
la Tierra la oferta de trabajo de Óscar que podía encajar para su
marido. Y, con tres hijas, podían salvar la escuela. Cumplían todos los
requisitos.
Comenzó a preguntarle a Óscar Bielsa por wasap, sin decirle aún nada
a su marido. "Hice un poco de trampa y me hice pasar por él y cuando después
de unos días me dijo que mejor hablábamos esa noche le tuve que decir
a mi marido lo que había. Al principio, estaba un poco reacio, pero cuando
habló con Óscar le dio mucha confianza", recuerda Ana Rizo, convencida
de que su estrategia fue clave para que su marido accediera.
"Siempre habíamos tenido el sueño de ir a un pueblo, pero mi
marido tenía la idea de que fuera en el interior de Castellón, para estar
cerca de la familia... pero cuando le dije que en el Pirineo de Huesca...",
recuerda Ana.
Desde aquella excursión para conocer Gistaín han pasado pasado dos
años y medio. Y, si ahora les dicen a sus hijas de hacer el viaje de vuelta,
les contestan que ni soñarlo. Van muy contentas a ver a su familia, pero quieren
volver. "El balance es muy positivo. Mi marido trabaja aquí muy a gusto
y yo también he encontrado trabajo", indica.
Desde hace un año elabora embutidos, como chorizo de ciervo, y productos de
la matacía en la empresa del alcalde, David Bielsa, y de su mujer, además
de trabajar en su alojamiento de turismo rural. Está tan adaptada que incluso
se presentó a las elecciones municipales en mayo y ahora es concejal socialista
trabajando codo con codo con el alcalde del PAR. "A pesar de que soy de fuera,
la gente me votó", resalta.
DE UNO A DIEZ ALUMNOS
En cuanto a sus hijas, "cuando empezaron en el colegio había seis alumnos
y me parece maravilloso que puedan educarse en un aula donde aprenden de los mayores,
ayudan a los pequeños...", explica Ana, educadora infantil de formación.
Ahora, Raquel tiene 13 años y ya va al instituto de Aínsa, que
tiene casi una hora de viaje, pero no le importa. En la escuela sigue Paula, de
9 años, y Emma, de 4 años, que ya no ha llegado a coincidir con la mayor.
Son dos de las escolares de la escuela unitaria de Gistaín, a la que asisten
otras dos niñas de la familia que llegó cuando ellos.
Además, este curso se han sumado los tres hermanos Lionel, de 10; Mathews,
de 7; y Lucía, de 4 años, los hijos de Juan Álvarez y Lyssette Yúñez,
los últimos en llegar. En este caso, fue a través de Coceder (Confederación
de Centro de Desarrollo Rural), que promueve la iniciativa www.volveralpueblo.org,
que echó a andar en marzo, por lo que es de las primeras familias de este proyecto.
Los siete escolares llegados de fuera han contribuido a mantener abierta la escuela
de Gistaín, a la que también acuden los dos hijos de Óscar Bielsa
y Nuria Brun así como la última niña nacida en el pueblo. Nuria está
ahora embarazada de su tercer hijo, que nacerá en poco más de un mes.
|