La investigación policial llevó a relacionar el caso del asesinato de un vecino de Getxo con este suceso
HUESCA.- El brutal
asesinato de un vecino de Getxo de 54 años sacó a la luz, el pasado
septiembre, a un grupo criminal que operaba a lo largo de un pequeño eje
geográfico entre las poblaciones zaragozanas de Pedrola, Luceni y Gallur
y que tenía como víctimas a "corazones solitarios" que buscaban
relaciones a través de la web.
Hasta la muerte de este vecino de Getxo, José Antonio Delgado Fresnedo, los
investigadores de la Guardia Civil buscaban a una banda que había atraído
hacia su zona a sus dos víctimas anteriores a través de una web de
contactos, Badoo, en la que una atractiva mujer venezolana se ofrecía para
mantener relaciones con hombres.
Estas dos primeras víctimas, un inmigrante rumano de 37 años domiciliado
en la Almunia de Doña Godina (Zaragoza) y un vecino de Tudela (Navarra) de
59, consiguieron salvar sus vidas tras sufrir horas de terror
y de violencia extrema a manos de sus asaltantes, la mujer que servía de
cebo en Badoo y otros dos hombres.
La noche del pasado 29 de julio, el residente rumano esperaba en su coche a la salida
de Gallur a una mujer latina que se hacía llamar Daniele Mendoza en la web
de contactos y que a su llegada le hizo conducir hacia una zona despoblada donde
esperaban sus cómplices.
Unas semanas después, la noche del 4 de septiembre, el vecino de Tudela llegó
a la estación de Luceni para encontrarse con una mujer que utilizaba
el 'nick' de Bella en Badoo con la que esperaba mantener relaciones.
Los dos fueron atados, introducidos por la fuerza en los maleteros de un vehículo,
despojados de sus bienes, golpeados con violencia extrema para que les dieran
las contraseñas de sus tarjetas de crédito y abandonados maniatados
en descampados lejos de zonas habitadas.
Aunque las declaraciones de ambas víctimas evidencian la crudeza de la violencia
que sufrieron, unas palabras repetidas insistentemente ante la Guardia Civil
y en los juzgados por el vecino de Tudela arrojan algo de luz sobre lo ocurrido.
Uno de los recuerdos más vívidos de esta víctima, asistida por el
letrado zaragozano José Cabrejas, son las palabras que profirió la mujer
que le había captado cuando trataba de escapar maniatado y a pie en la oscuridad
de la noche: "mata a ese hijo de puta, que se escapa".
Cuando la Guardia Civil fue informada por la Ertzaina de la desaparición, el
6 de septiembre de este año, de un vecino de Getxo (Vizcaya) que se había
desplazado en su Mercedes rojo de alta gama hasta Luceni para encontrarse con
la misma mujer que se anunciaba en Badoo, los investigadores tuvieron la convicción
de que había sido víctima del mismo grupo.
Un informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil del 20 de septiembre,
siete días antes de ser encontrado el cadáver del vecino de Getxo semienterrado
en un paraje semidesértico a las afueras de Pedrola, relacionaba ya los tres
casos y evidenciaba que la prolongada desaparición de esta persona podría
derivar en un asesinato.
El fallido intento de venta del Mercedes de la víctima, ofertado por
21.000 euros a través de la web de compraventa de Milanuncios.com, puso el
foco de la mirada de los investigadores sobre un
residente marroquí de 35 años domiciliado en Pedrola y a su compañera
sentimental, una mujer venezolana de 34.
El sospechoso fue captado el 7 de septiembre por las cámaras de seguridad del
establecimiento de Mercadona en Utebo e identificado posteriormente por el comprador,
y su pareja reconocida también como la mujer que había preparado
previamente el encuentro en el que debía llevarse a cabo la transacción.
A partir de este momento, según recoge el sumario del caso, al que ha tenido
acceso Efe, las investigaciones se precipitaron mediante pinchazos telefónicos,
indagaciones en el entorno de los sospechosos y seguimiento de los movimientos
del marroquí a través del GPS introducido en el brazalete que le había
sido colocado por orden judicial tras ser denunciado por su anterior pareja por
malos tratos.
Las grabaciones realizadas en los cajeros donde se llevaron a cabo las extracciones
de dinero de las cuentas de la primera de las víctimas permitió identificar
a un preso interno en Castellón que había utilizado un permiso
penitenciario para participar en el asalto.
A pesar de llevar la cara tapada, un tatuaje en una de sus pantorrillas llevó
finalmente a los agentes a conseguir su identificación.
Las pesquisas culminaron el pasado 3 de octubre con las detenciones de los sospechosos,
Mohammed A.D. y Hedangeline Candy A.L., en el almacén que se alojaban en
la calle del Plátano en Pedrola, donde los investigadores hallaron restos biológicos
del fallecido así como algunos de sus bienes.
En el auto de prisión dictado dos días después contra los investigados,
que se negaron a prestar declaración tanto ante la Guardia Civil como en sede
judicial, se acumulan las pruebas incriminatorias contra ambos por estos
hechos.
Entre otras, las extracciones de dinero de la cuenta del fallecido a lo largo
de los tres días siguientes al crimen, con imágenes captadas de un individuo
que oculta su rostro tras una tela pero que olvida ocultar una pulsera (esclavina)
característica en el momento de marcar la contraseña.
En su auto de prisión, la magistrada asume que tanto en el segundo como en
el tercero de los asaltos, los detenidos se sirvieron de un cómplice para
llevar a cabo los hechos, aunque éste sigue sin identificar.
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