Encontrar un piso nuevo para comprar fue clave para que Óscar Torres decidiera
trasladarse a vivir a Salas Bajas, en el Somontano, una localidad de 175 habitantes
que ha crecido un 23,3 % desde principios de siglo. Además, "la
libertad que tienen en un pueblo de salir en bicicleta o irse por ahí con sus
amigos, no existe en una ciudad", dice pensando en sus hijos gemelos de 10 años.
En los dos años que lleva viviendo allí, ha echado raíces y ha
adquirido un terreno para construirse una unifamiliar en un futuro.
"Si se visualiza que en los pueblos hay oportunidades de vivienda, la gente
va", asegura Torres, que reside en un bloque que se quedó parado por
la crisis, pero que hace dos o tres años salió a la venta. De los
diez pisos solo hay uno vacío y la mayoría están ocupados por gente
de fuera que vio la oportunidad de trasladarse a vivir a un pueblo. "Estamos
bastantes con niños que nos hemos venido a vivir aquí sin tener ninguna
vinculación", indica. Además, se habían hecho urbanizaciones
para levantar unifamiliares en las que todavía hay parcelas sin edificar. Allí
es donde al ponerse una a la venta Óscar ha podido adquirir un terreno.
Precisamente, "el acceso a la vivienda, tanto la posibilidad de conseguir
algo nuevo como un suelo para construir, ha sido determinante para el aumento
de población", apunta el alcalde, Jorge Gracia. "Aunque de momento
no se llenaron y aún quedan terrenos libres, eso ha hecho que llegara gente,
la mayoría de fuera", apunta. También hay algún propietario
que lo usa como segunda residencia, pero son los menos.
También hay gente joven del pueblo que se queda, pero no tiene tanto problema
con la vivienda porque en ocasiones encuentra opciones dentro del patrimonio familiar.
El alcalde, Jorge Gracia, de 44 años, apostó igualmente por vivir en el
pueblo. Como muchos vecinos se dedica a la agricultura, pero otros se desplazan
a diario a Barbastro.
CERCA DE BARBASTRO
No desprecia uno de los principales atractivos de Salas Bajas, que es estar a
8 kilómetros de Barbastro por una buena carretera, pero también se
muestra convencido de que sin vivienda disponible eso solo no bastaría. Añade
que por la existencia de la Bodega Enate que da empleo, llega algún
vecino. Con todo, "en los pueblos tenemos las normas urbanísticas para
una ciudad como Zaragoza y eso nos penaliza mucho. Las iniciativas municipales
son muy complejas y hace falta dinero. Esperamos que se vaya mitigando por la Administración",
explica el alcalde que se alinea con las propuestas para legislar que la Diputación
Provincial de Huesca trasladó al Gobierno central.
"A veces en este tipo de pueblos cuesta comprar solares en urbanizaciones, que
es mucho más práctico que tener que tirar una casa vieja, que da más
pereza. Lo interesante sería que el pueblo siguiera creciendo, pero controlado",
apunta Óscar Torres, quien entiende que la existencia de vivienda disponible
ayuda a luchar contra la despoblación.
Conocía el pueblo y a mucha gente por su trabajo en la Denominación de
Origen Somontano por lo que, cuando salió la oportunidad de la vivienda, Óscar
Torres no lo dudó. "Como me crié en un pueblo, ya que soy de Albelda,
a mí siempre me ha tirado", admite. "Lo elegí sobre todo por
cercanía y por calidad de vida, sobre todo en verano", destaca.
EL PRECIO DE LA VIVIENDA
Pero además no le ha alterado su día a día, ya que "en diez
minutos estoy en el trabajo o en cualquier punto de Barbastro, que es más
o menos lo que me costaría desde muchos sitios de allí porque las viviendas
nuevas o las urbanizaciones de unifamiliares tampoco están en el centro",
indica Torres.
La diferencia, explica, es que con el precio de un piso en algunas zonas de Barbastro,
en Salas Bajas te puedes hacer una unifamiliar. El coste de los terrenos urbanizables
es precisamente otro de los atractivos que, según el alcalde, Jorge Gracia,
tiene el pueblo.
Además, Torres resalta que en esta localidad cuentan con servicios básicos
como biblioteca, farmacia, bar, piscina... "y Barbastro sigue cerca".
Lo que no tienen es colegio, que se cerró hace unos años por falta
de niños. Ahora, que habría número suficiente, cada familia ya se
organiza por sus medios o utiliza el transporte escolar a Barbastro y el comedor
gratuito, por lo que no lo necesitan.
Y para sus hijos, destaca que hay pistas de pádel, de futbito, de baloncesto,
frontón... "También hay en Barbastro pero a veces nos las utilizas
o tienen que estar los padres vigilando, mientras que en un pueblo son más
autónomos", indica.
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