ELENA PUÉRTOLAS 04/01/2020
En Pueyo, un núcleo de apenas cinco habitantes del Valle de Lierp, se
puede ser pastor por un día y vivir la experiencia de llevar a pastar a las
ovejas por la falda del imponente macizo del Turbón. Y quién mejor que
alguien que se ha criado entre corderos para guiar a los turistas. Vanesa Rami,
de 40 años, tuvo que irse a estudiar fuera a los 13 años, pero apostó
por volver tras acabar Magisterio. Ahora, colabora en el negocio familiar, que
combina el turismo rural de Casa Marquet, con la ganadería extensiva, al frente
de la que se encuentra su hermano.
Es una de las 43 personas empadronadas en Valle de Lierp, un municipio de
ocho núcleos -Egea, Piniello, Padarníu, Pociello, Pueyo, Reperós,
Sala y Serrate- entre los que se reparten esos vecinos, que en realidad se reducen
a poco más de la mitad los que duermen allí todo el año. Así
que las cuentas son desastrosas y cada año el dividendo es menor porque pierde
población, ya que empezó el siglo con 59. El alcalde, José María
Ariño, asegura que es "muy complicado" atraer población.
"Aquí las décadas de los 60 y 70 fueron tremendamente dramáticas
(el éxodo rural). Y en los más de doce años que llevo de alcalde
no se ha creado ni un solo puesto de trabajo", afirma.
En esta situación, "estaríamos dispuestos a ceder parte del común
de los vecinos para que hubiera trabajo para los jóvenes", asegura.
Solo que tuvieran el balneario y la embotelladora del pueblo vecino de Vilas del
Turbón... ya sería otra cosa, piensa.
"Servicios tenemos porque hay local social (en Serrate), piscina municipal...,
con la carretera que hicieron de Campo a Serraduy desde Serrate (su núcleo)
estamos en 6 o 7 minutos en Campo, es una auténtica autopista", califica.
"Y nos acaban de poner la fibra óptica, que algunos vecinos ya han
solicitado conectarse", añade, en alusión al programa de la DPH. "Tenemos
servicios pero han llegado un poco tarde. Y estoy muy satisfecho con la Diputación,
con los de ahora y los de antes igual. Pero la falta de empleo es un problema",
indica. En este caso, la vivienda no es un problema porque hay casas adosadas a
la venta en Egea, adonde llegaron vecinos sin vínculos en el valle.
La ganadería extensiva y el turismo son actividades de la población. "Nosotros
apostamos por el agroturismo, por la esencia del turismo rural, que nació
para que sirviera de complemento a la actividad agrícola y ganadera", indica
Vanesa Rami. "Es difícil mantener la población si no se dedica a la
ganadería o la agricultura y la realidad es que cada vez hay menos gente viviendo",
comenta Vanesa Rami, que trabaja en el Ayuntamiento de Campo y vive entre ambas
localidades. "En un determinado tiempo faltaba gente en las ciudades y ahora
pasa lo contrario", indica. "Mi familia apostó por quedarse, por el
desarrollo sostenible, y gracias a los que se quedaron hoy hay servicios en los
pueblos", resalta.
En casa de Vanesa Rami, tercera generación de ganaderos, han apostado por
la raza Xisqueta, y desde 2010 colaboran con el programa para su recuperación,
que comenzó en 2006. "Ahora, la raza ya está asegurada", indica,
y resalta la capacidad de adaptación al frío y al calor de una oveja que
además "es una buena mamá". Por ello, han contribuido al mantenimiento
de una raza autóctona con su rebaño de 1.000 cabezas, aunque todavía
no son todas Xisqueta.
Aunque no hay empleo, algunos se han buscado su forma de vida. Carmen y Óscar
son una pareja de biólogos que dejaron Barcelona para ver crecer a sus
tres hijos en un ambiente rural, recuperar la casa familiar (Casa Fumenal),
abandonada medio siglo atrás, y abrir un albergue de 22 plazas en Padarníu.
Además, se dedican a la crianza de abejas reina, que después exportan,
y hacen actividades en torno a la apicultura, el huerto, paseos a caballo...
Al igual que Vanesa Rami, forman parte de la Asociación de Turismo Ornitológico
y de Naturaleza del Pirineo Aragonés (Atonpa), integrada por profesionales
de Sobrarbe y Ribagorza, desde la que organizan actividades. "Ponemos en valor
nuestra forma de vida, porque si la conocen, después pueden estar más
sensibilizados", comenta Vanesa Rami, cuya familia alquila tres apartamentos
en Pueyo (www.casamarquet.com).
Por ello, ofrece actividades destinadas al público familiar como "Ganaderos
por un día", con la que en dos horas aprenden sobre las diferentes
razas de ovejas, los perros pastores, el manejo de los animales, dan de comer a
las ovejas que crían y el biberón a los corderos, aunque la actividad
en la granja cambia según la época del año. "Ver animales no
es difícil pero tocarlos sí. Y acaban encantados", resalta como diferencia.
Con la actividad "Pastor por un día" se van al monte a llevar al
ganado a pastar y explica "la interacción del hombre y la naturaleza.
Y con "Hilando nuestra lana", como hacía su abuela, enseñan todo
el proceso de cardar e hilar hasta tejerse un recuerdo.
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