MIGUEL SÁNCHEZ TRASOBARES 19/02/2020
La supresión del Mobile World Congress el miércoles pasado en la ciudad
barcelonesa por temor al coronavirus -que al ser humano puede causarle enfermedades
desde el resfriado común al SRAS- ha supuesto un duro golpe a hoteles, restaurantes,
empresas de viaje y turismo.
Porque, aparte de congregarse en este macroevento las más importantes compañías
del sector de las telecomunicaciones del planeta, durante los cuatro días que
dura, se logra registrar un lleno completo.
Algo parecido ha sucedido y por idéntica causa en la ciudad de las góndolas
veneciana, donde esperaban como auténtica agua de mayo su emblemático
carnaval de febrero -tras las graves inundaciones acaecidas en noviembre y diciembre
del pasado año- y donde han perdido millones de euros procedentes de la ingente
masa de turistas procedentes de todos los rincones del mundo.
Y es que, ante ciertos hechos especiales aparecidos de improviso -desastres naturales
o virus- las angustias, miedos y temores se multiplican, afectando y resintiendo
ese sector terciario importante y sensible de nuestra economía como es el del
turismo, indefectiblemente.
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