El ayuntamiento pone en marcha un proceso de participación para luchar contra la despoblación
ELENA PUÉRTOLAS 29/02/2020
HUESCA.- ¿Hasta qué edad se es joven en Biscarrués? Hasta
los 46 años. Quizá en su pueblo no lo sepan, pero en este sí. Biscarrués
ha iniciado un proceso de participación para luchar contra la despoblación
y conseguir relevo generacional con iniciativas en las que se impliquen los vecinos.
Para empezar, se les ha enviado una encuesta para saber qué quieren y se les
ha preguntado por su percepción de un joven: la media son 46 años. Y ese
será el parámetro para programar actividades. Pero, en realidad,
el municipio va a una para diseñar un futuro para atraer gente joven a
sus tres núcleos y mejorar la vida de quienes ya están en Biscarrués,
Erés y Piedramorrera, que suman 158 empadronados.
El reto es "transformar la realidad rural" con ideas que surjan de
los vecinos. Pablo Carruez y Beatriz García son los técnicos contratados
por el Ayuntamiento de Biscarrués para impulsar el proceso que, según
su alcalde, José María Giménez, se inspira en el proyecto Empenta
Artieda. Allí, hacen una labor de acompañamiento a los mayores y han creado
un comedor social en el que los vecinos se juntan dos veces por semana, entre otros
proyectos.
En Biscarrués, por el momento no tienen de eso, pero está "La Barbacana".
Con este nombre de elemento de fortificación medieval, el bar restaurante recibe
al visitante nada más llegar. Pero para los vecinos es el Casino, de la Asociación
Cultural La Barbacana, que ahora gestiona Juan Carlos Gil Tomás, un barcelonés
recién llegado a Biscarrués que igual te hace una paella para quince
el fin de semana que platos combinados a diario para quien aparezca por la puerta.
Y, sobre todo, es el punto de encuentro para comer con los amigos. Y, hoy,
un día laborable cualquiera, aparecen por la puerta los técnicos del proyecto
participativo para luchar contra la despoblación. Pablo Carruez, graduado en
Derecho, conoce a fondo la problemática porque su madre es de Biscarrués
y, aunque ha vivido en Zaragoza, sus días de fiesta los ha pasado en el pueblo.
Beatriz García, de Huesca y con el Grado de Maestro, completa el equipo que
trabaja desde el Ayuntamiento, en el edificio de al lado. Es en estos dos puntos
donde se concentra la actividad diaria, porque a escasos metros, en la plaza, nadie
respira.
¿Y qué necesitan los vecinos para vivir allí? Servicios, responden
los técnicos como resumen de la encuesta. Algunos aportan ideas: mejorar el
servicio médico -ahora se desplaza desde Ayerbe dos días a la semana-
o una escuela, que lleva más de 20 años cerrada, pero aún se echa
en falta. Ahora, van siete niños al colegio (hay otro más pequeño),
uno al instituto de Ayerbe y dos hacen Bachillerato en el IES Pirámide.
El problema es que los vecinos no pueden subirse a estos transportes escolares
para llegar hasta Ayerbe, a 7 kilómetros, o hasta Huesca, a donde no hay servicios
públicos. Sí que tienen un autobús a Zaragoza que tarda tres horas.
Confiaban en el nuevo mapa de transporte del Gobierno de Aragón, pero siguen
fuera de cualquier plan, señala Pablo Carruez. Y, sobre todo, "piden
servicios para la tercera edad, para poderse quedar en el pueblo, porque es
una preocupación", señalan los técnicos. ¡Ah! y más
socialización.
Y por supuesto, trabajo. Piden trabajo en un municipio en el que los vecinos viven
de la agricultura, la ganadería (granjas de cerdos, de pollos y una de
conejos) y el turismo rural, según su alcalde, José María
Giménez.
De lo que no son tan conscientes es de la dificultad de encontrar vivienda,
porque lo tienen resuelto, pero no quien viene de fuera. De los últimos en
llegar han sido Juan Carlos Gil, que ha vivido en pueblos de Teruel, con su pareja,
que han cogido el bar. Ahora, lo ideal para el municipio sería que reabrieran
la tienda "multiservicios" que tienen al lado y que se cerró en enero
después de una corta experiencia.
Juan Carlos no ha tenido problema porque ocupa uno de los apartamentos municipales
que se reserva para quienes llevar el bar. Además de estos alojamientos, ahora
se está rehabilitando otro en las antiguas escuelas de Piedramorrera, donde
apenas viven cinco vecinos, aunque este ellos está una pareja con un niño
de pocos años. No es el peor momento, porque además hay ocho viviendas
a la venta.
Es uno de los problemas que resalta Sol Ugarte, consciente de la dificultad porque
ella llegó de fuera. Esta vecina se ha integrado en el llamado "grupo motor"
para impulsar las iniciativas que plantee el programa. Y, con esa visión de
llegar de fuera, resalta el transporte público como "indispensable",
así como la banda ancha.
De esto sabe algo Daniel de Buen, uno de los pocos veinteañeros que residen
en el municipio, que pone el acento en la necesidad de mejorar la carretera
desde Ayerbe por los baches. "He probado con distintas compañías y
por satélite, y lo mejor es Embou (empresa que realiza el Plan
de Extensión de Banda Ancha de la Diputación)", dice. Él,
que vive entre Biscarrués y Erés, donde trabaja las tierras con su padre,
explica la paradoja de que en Erés, donde viven entre 7 y 10 personas, ya
tienen fibra por el plan de la DPH, mientras que en Biscarrués no. Como
detalla Pablo Carruez, al llegar a esta última localidad con el programa Conectaragón
se quedó fuera del plan provincial y funciona peor.
Daniel de Buen, que tiene claro que quiere vivir allí y que desarrolla
con su padre el proyecto de una granja de cerdos, simboliza el futuro de Biscarrués.
Pero no es fácil. No puede regar la plantación de trufas porque el
proyecto
del embalse de Biscarrués condiciona la autorización del agua en
una finca a 10 metros del río Gállego. Al margen de las resoluciones judiciales
sobre el pantano que pronto se esperan, pide que se supriman las trabas administrativas.
Es solo parte de la información en torno a las necesidades, el futuro y la
participación, que se trasladará a los vecinos el 28 de marzo. Después,
habrá una segunda fase de propuestas con cuatro talleres para ver hacia
dónde quiere ir el municipio, detallan los técnicos. Habrá propuestas,
una programación y reuniones de seguimiento. Lo que tienen claro, al margen
de atraer a nuevos pobladores, es que propondrán acciones de acompañamiento
a los mayores para poder envejecer en el pueblo.
"NO DORMÍA DEL SILENCIO"
Las navatas del río Gállego atrajeron un día a Sol Ugarte desde
Barcelona y decidió trasladarse a Biscarrués hace 13 años. El
evento fue una excusa porque tenía curiosidad por volver al lugar en el que
nació, ya que su padre estuvo allí de médico, pero se fue de muy
pequeña. Seguramente ese día no imaginó que criaría a sus hijos
allí y que hoy estaría diciendo: "Me gustaría envejecer aquí
y tener servicios para tener una calidad de vida". Esta es una de las motivaciones
que han llevado a Sol a integrarse en ese "grupo motor" de vecinos para
sacar adelante los proyectos que decidan frente a la despoblación.
¿Qué le llevó a Biscarrués? Ni fueron las navatas ni la nostalgia.
"La calidad de vida", responde. Como ella es enfermera y no iba a
tener problemas para trabajar, decidió cambiar de vida con sus hijos
de 9 y 10 años, que se han criado en Biscarrués. Ahora, con 23 y 24 ya
están fuera pero ella permanece. Eso sí, "cuando vine, al principio
me costaba dormir de tanto silencio", reconoce Sol.
|