Por sorpresa y sin esperarlo ha llegado la pandemia del Coronavirus COVID-19 y lo
ha hecho, parece ser, para quedarse por mucho tiempo y causando el pánico en
todo el mundo, desestabilizando al orbe entero en todos los órdenes de la vida,
dando que pensar y no dejando dormir ni a entendidos ni a ignorantes en el mundo
de los virus: a los científicos expertos en la materia que tanto han estudiado
para ver como pueden ganarle la batalla al agente infeccioso microscópico acelular,
y a los profanos en el virus para saber que medidas podemos tomar para no vernos
invadidos y evitar que la podamos palmar. Es posible que en un tiempo, esperemos
corto, se le pueda ganar la batalla aunque hayan sido, lamentablemente, muchas las
muertes ocasionadas y las familias destrozadas por el fallecimiento de su ser o
seres queridos.
Por otra parte estarán los cuantiosos daños económicos causados que
desestabilizarán en gran medida, posiblemente, al tejido productivo en el sentido
más amplio de la palabra, avocándonos a una crisis inesperada que pueda
ser de dimensiones incalculables. Una vez más se pone de manifiesto que al
perro flaco no le faltan pulgas.
De momento, eso sí, por el virus COVID-19 algunos están haciendo el agosto
en marzo con las dichosas mascarillas y todo lo que se inventan, sin escrúpulo
alguno, sólo para sacar tajada. Y es que a pesar de que nos dicen los doctos
en la materia que mucho de lo que nos ofrecen los oportunistas no sirve para nada,
son muchos los que se apresuran a comprarlo al precio que sea, para ver si pueden
librarse del virus y sus consecuencias sobre todo en personas de edad avanzada y
en aquellos que sin ser muy mayores cuentan con alguna otra patología.
Si no fuera porque es tan serio el asunto, daría que pensar si lo ocurrido,
de la noche a la mañana, no es una forma interesada y engañosa de desestabilizar
al mundo entero utilizando como herramienta al dichoso virus, que siendo, dicen,
mucho menos letal que el de la gripe, nos lo están pintado los interesados
desestabilizadores, no sé por qué, como el coco de los cocos. Ojalá
que mi ignorancia en el tema haya sido un mal sueño que me haya hecho pensar
y manifestar lo que digo y que al despertarme compruebe que nada tiene que ver con
lo ocurrido y que lo del virus va en serio.
Esperemos que pronto se consiga la vacuna que de al traste con el Coronavirus para
que podamos dormir tranquilos y para que no nos veamos avocados a una crisis económica
mundial de dimensiones incalculables.
Estoy seguro que con la dedicación y el trabajo ímprobo que los equipos
sanitarios están llevando a cabo y la colaboración responsable de todos
vamos a superar esta crisis.
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