VICENTE FRANCO GIL 02/04/2020
Se dice que tras una crisis se sale reforzado. Ante la pandemia del Covid-19 que
asola a la geografía mundial, situación dura donde las haya, es cuando
se demuestra la capacidad humana para afrontarla. Son los actos de amor y de solidaridad
los que de alguna forma ahogan con creces el pesar y la amargura que dicho escenario
conlleva. En estos días hay "héroes" que demuestran con responsabilidad
la vocación de sus profesiones: personal sanitario, bomberos, cuerpos y fuerzas
de seguridad del Estado, Ejército, entre otros. Son profesionales que siempre
han estado ahí con su labor callada y abnegada, cuidándonos, protegiéndonos
y asistiéndonos, aunque son en las horas difíciles cuando percibimos de
verdad su presencia. No quisiera olvidarme, de entre aquellos, la labor que realizan
los capellanes con su asistencia espiritual, con su consuelo, con abundante derroche
de caridad, así como con la administración de ciertos sacramentos tan
necesarios para las almas, estando junto a los enfermos y a sus familiares. La ciencia
debe combatir esta epidemia con sus conocimientos, sí, pero también se
le puede lidiar con la oración, con una fe recia y con la esperanza, pues no
son incompatibles. Enhorabuena a todos estos héroes, la mayoría anónimos,
que trabajan hasta la extenuación, y a toda la ciudadanía ya que con ejemplar
temple vamos a exterminar este coronavirus que, sorprendentemente, nos ha cambiado
a todos la vida.
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