Ambos empiezan a barajar fechas alternativas a las del mes de julio
MADRID.- El Tour de Francia y el Abierto Británico de golf, las
dos últimas grandes pruebas que se mantienen en el calendario deportivo
internacional en los meses de junio y julio, han comenzado a asumir públicamente
que el aplazamiento podría ser inevitable y que los efectos de la pandemia
del coronavirus también alcanzará a sus muy centenarias trayectorias.
Con la suspensión el miércoles de la próxima edición de Wimbledon,
que desaparece del mapa por primera vez desde la II Guerra Mundial, el Tour y el
"British" se mantienen como los últimos resistentes, una condición
que se tambalea, según han reconocido los respectivos organizadores.
El director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, reconoce que estudian nuevas
fechas por si no pudiera disputarse en julio.
"Por el momento, el Tour se mantiene en sus fechas. Naturalmente, todo
dependerá de la evolución de la pandemia", afirmó Prudhomme.
Ya están sobre la mesa "otras hipótesis sobre las fechas". Lo
que sí descartó el director fue que la ronda gala se dispute sin público.
"Sólo deseo una cosa: que el Tour se desarrolle este verano. Pero
no por el Tour, sino porque si no se disputa será porque estemos en una situación
catastrófica", dijo Prudhomme.
El 15 de mayo es la fecha tope marcada como plazo para tomar una decisión definitiva.
El Royal and Ancient, grupo organizador del Abierto Británico de golf, también
anunció que el aplazamiento es una posibilidad. El torneo debería disputarse
en el Royal St. George"s de Sandwich (Inglaterra) del 16 al 19 de julio, en
la 149 edición de su historia.
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