La esquiadora jaquesa vive la situación sanitaria entre Suecia y Francia
HUESCA.-La
pandemia mundial del COVID-19 no entiende de países y ha llegado con
fuerza a todos los rincones del planeta, pese a que sean en cierto modo algo remotos.
Y una buena muestra de ello es el caso de la esquiadora jaquesa Alba Puigdefábregas,
afincada este año en la localidad sueca de Umea, no muy grande y situada
bastante al norte. Alba vivió el inicio de la crisis sanitaria en el país
nórdico, y ante el cariz que tomaba la situación se trasladó después
con su familia a Francia, en concreto a Grenoble, en plenos Alpes. Alba, tras
formar parte el año pasado del grupo de seguimiento especial de la Federación
Española de Deportes de Invierno, y estar a buen nivel en varias competiciones
internacionales los últimos años, como Mundiales o el FOJE, decidió
para este año un cambio radical y marcharse a Suecia para seguir entrenado
y compitiendo, además de estudiando en la universidad, de otra manera
pero con la misma ambición de ir progresando en este deporte.
Por tanto, ha vivido hasta ahora el día a día en dos países diferentes
y que desde luego han afrontado la crisis de manera bastante diferente.
SUECIA, CASI VIDA NORMAL
"En Suecia desde luego que se está viviendo todo con mucha más
tranquilidad, y también porque todo iba llegando más tarde que a España,
como una semana o dos después. Mientras en España ya había confinamiento
en Suecia se hacía una vida casi totalmente normal. De hecho ahora que
ya no estoy allí mis compañeros de clase siguen con normalidad".
Y explicaba que las restricciones hoy por hoy en Suecia son casi inexistentes.
"Sí que han cerrado la universidad y lo hacemos todo online, pero el gimnasio
está abierto para poder entrenar, los bares y tiendas también y se puede
hacer una vida más o menos normal. También están abiertas las estaciones
así que se ha podido esquiar. Umea además es un sitio pequeño y todo
está siendo por el momento más o menos normal, porque está bastante
al norte. En Estocolmo y otras ciudades más grandes sí que se está
notando más todo. Lo único que noté es que en los supermercados
se acabó el jabón y el papel higiénico".
Muy al tanto de cómo evolucionaba la situación en todo el mundo, pese
a esa aparente tranquilidad en Suecia prefirió viajar a Francia y estar
con su familia, aunque si puede quiere regresar a Suecia este mes. "Lo pensamos
y aunque quizá iba a estar mejor en Suecia llevaba mucho tiempo sin ver a mis
padres y, si la cosa se ponía peor, preferimos que volviera aunque fuera por
un tiempo". Su hermano, Hugo Puigdefábregas, también esquiador
de fondo, de hecho se ha quedado en Noruega, país en el que vive.
Y en Francia Alba señalaba que la situación es más parecida a la
de España, pero no tan restrictiva. "Creo que es un punto medio entre lo
que se vive en Suecia y lo de España. Todos los comercios están cerrados,
y para salir de casa hay que llevar un justificante, pero sí que se permite
salir a hacer algo de deporte".
LOS DEPORTES DE INVIERNO, DE LO MENOS AFECTADO
En lo deportivo, considera que la pandemia no ha afectado, por suerte, demasiado
a los deportes de invierno. "Al final lo que ha pasado es que la temporada
ha terminado un mes antes y no es tan traumático como lo puede ser para
otros deportes en plena temporada. Y ahora podemos seguir entrenando, pero de otra
manera. Hemos tenido esa suerte de que casi todas las competiciones se han podido
hacer cuando estaba previsto".
Ahora, en Grenoble, sigue entrenando casi con normalidad. "Tengo gimnasio
en casa y materiales para hacer ejercicios, y como nos dejan salir a correr a la
calle la verdad es que casi puedo entrenar normal". La pena, en plenos
Alpes, es que todavía hay nieve pero no la puede pisar. "Ver la nieve ahí
y no poder ir es casi lo peor, pero es comprensible. Han cerrado todas las estaciones
y si vas a esquiar por tu cuenta, a hacer fondo o travesía, hay multas si te
pillan, así que eso sí que ya no puede hacer por ahora".
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