Los centros se adaptan a la situación y usan la tecnología para mantener el contacto familiar
HUESCA.- Casi 120 residencias de Aragón tienen al menos un caso confirmado
de coronavirus, pero esa cifra supone que en torno a los dos tercios de los
344 centros residenciales de la comunidad no ha entrado la Covid-19, una enfermedad
especialmente mortal para la tercera edad.
Dos ejemplos de residencias en las que se ha podido evitar la entrada del coronavirus
son las oscenses Ciudad de Huesca y Sagrada Familia, que suman más de 200
residentes entre ambas. Las directoras de ambos centros recalcan la importancia
que tuvieron las medidas preventivas, ya que las visitas se restringieron
o suspendieron incluso antes de la
declaración del estado de alarma. Tampoco se olvidan de la importante
labor formativa llevada a cabo con toda la plantilla o cómo las medidas
de higiene y prevención se han intensificado al límite en estas dos residencias
públicas.
Úrsula Campos, directora de la Sagrada Familia -con un centenar de residentes-,
explica que el 5 de marzo ya se creó el primer protocolo, tras el cual
se empezaron a restringir las visitas a dos horas al día y con medidas higiénicas
"extremas", como prohibirlas si el familiar había estado en zonas
de transmisión comunitaria o si tenía síntomas de resfriado. Al final,
las visitas se suspendieron del todo con el estado de alarma.
Similares medidas ha tomado la Ciudad de Huesca, relata su directora, Concha
Oliván. Con unas actuaciones diseñadas por la responsable del área
residencial y de enfermería, María Pilar Azor, "primero se cerró
la residencia antes de que lo ordenaran" y se incidió al máximo
en la formación de los trabajadores y "en que se cuidaran". "Esto
funciona porque hay muy buen equipo y por el compromiso y cualificación"
de la plantilla.
Hoy, en ambas residencias la mascarilla es una prenda más del vestuario
diario -al respecto, agradecen enormemente las donaciones de empresas y particulares-
de residentes o de trabajadores; las zonas comunes ya no se usan -se come en
las habitaciones- y las actividades de ocio se han reformulado, adaptándose
a las circunstancias. Aunque se mantienen los paseos con los fisioterapeutas
o terapeutas ocupacionales, estos son por las cercanías de la habitación
y con todas las medidas de protección.
Familias y residentes han acogido bien los cambios. También los trabajadores,
apunta la directora de la Ciudad de Huesca, resaltando que "aquí nadie
se ha escapado". Añade que el compromiso de la plantilla llega al punto
de que algunas empleadas "viven estos días en otra casa que no es la de
la familia para evitar" llevar el virus a la residencia.
Con unas noticias muy negativas sobre la situación en otras residencias y con
el mazazo que supone no tener visitas, ambas residencias tratan de mantener los
ánimos lo más alto posible tanto con actividades de ocio adaptadas
a las circunstancias como aprovechando las nuevas tecnologías para conservar
el contacto con las familias.
Así, las videollamadas se han convertido en una rutina más en ambos
centros para que los residentes puedan seguir hablando con sus hijos y nietos. En
la Sagrada Familia incluso hay personal que se dedica en exclusiva a las videollamadas
del centenar de residentes.
Aunque todos estos cambios y nuevas tecnologías ayudan a sobrellevar la situación,
la directora de la Ciudad de Huesca también admite que "hay momentos
muy duros. Aquí estamos acostumbrados al cariño y ahora no nos podemos
ni tocar".
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