SERGIO BENABARRE 08/04/2020
Me parece preocupante que, en un país que se supone civilizado, se tenga que
plantear el debate sobre la necesidad de que los ciudadanos niños sean tenidos
en cuenta en la gestión de una crisis. Señoras y señores, no estamos
en guerra. Dejemos de utilizar esa terminología que sólo sirve para amedrentar
a la población y que así no se piense sobre determinadas medidas pero
bueno, eso sería otro debate. Vuelvo al problema sobre debatir las necesidades
de los niños. Debatir tampoco porque no se ha visto ninguno sobre este tema
y eso nos define como sociedad. Creo firmemente que a una sociedad se le puede juzgar
por cómo trata a sus niños y a sus ancianos, y a ambos los estamos dejando
de lado.
Todo esto hace reflexionar, ¿qué lugar ocupan los niños en esta sociedad?.
Evidentemente lo que vende es decir que la infancia es lo más importante pero
se está evidenciando que no es así. Pensaba que el adultomorfismo era
cosa de la edad media pero veo, con preocupación, que no es así. Como
dice Heike Freire, una pedagoga que está hablando sobre todo esto, "se
está exigiendo a los niños la misma actitud heroica que a los adultos.
Es flipante que no confíen en los padres como en los dueños de los perros".
Nos podemos preguntar, ¿en qué posición quedan los padres cuando
aguantamos esta situación que se está haciendo con los niños sin
defender sus derechos? ¿Qué creemos que piensan nuestros niños sobre
nuestra "aceptación"? ¿Servirá para que confíen en nosotros
en un futuro? Desde este punto de vista no descartemos consecuencias futuras reflejadas
en posibles conductas, comentarios… ¿Nos pasará factura todo esto a los
padres? Pues lo veremos...
En otros países como Noruega, se prepara una rueda de prensa sólo para
responder a preguntas de los niños, que las tienen y a veces más interesantes
e incisivas que las de algunos periodistas. ¿En España...? Se hacen simples
alusiones a lo bien que lo están haciendo pero los niños no quieren felicitaciones,
los niños quieren que se les respete, supongo. En Alemania, los colegios están
abiertos para que esos héroes que son los sanitarios y sanitarias puedan dejar
a sus hijos e hijas (esto sería otro debate. ¿Dónde están más
confinados los niños que en el colegio? De hecho, Philip W Jackson en su libro
"la vida en las aulas" compara la escuela con las prisiones y los psiquiátricos
desde el punto de vista de que son edificios con rejas, cerrados con llave...).
En Italia, el gobierno ha cedido a las presiones y los menores de edad podrán
salir a la calle acompañados por uno de sus padres, en España no han existido
ni presiones. Francia autoriza "salidas indispensables para el equilibrio"
de la infancia en espacios abiertos cerca de casa, siempre manteniendo las distancias
y sin grupos, pero parece que esto en España no lo sabemos hacer los adultos.
En España ha faltado empatía con los niños olvidando que son ciudadanos
con derechos y con unos derechos y necesidades propias de su situación de desarrollo.
Se han olvidado tanto que los estamos hasta negando. Todo esto está recogido
jurídicamente en la Ley Orgánica 8/2015 de modificación del sistema
de protección a la infancia y a la adolescencia y que se está saltando
a la torera. En esta ley se contempla, entre otras medidas, que todo menor tiene
derecho a que su interés superior sea valorado y considerado como primordial
en todas las acciones y decisiones que le conciernen, tanto en el ámbito público
como privado. La aplicación de la presente ley primará el interés
superior de los mismos sobre cualquier otro interés legítimo que pudiera
ocurrir.
La misma Organización Mundial de la Salud aconseja que los niños pasen
varias horas al aire libre por todos los beneficios que eso conlleva. Son personas
que tienen necesidades especiales a nivel afectivo, cognitivo, social y físico
dependiendo de su desarrollo. No se plantea que se deje a los niños ir al parque
como si nada pasara. No se plantea que no se cumplan las medidas de distanciamiento
social. En todo hay un término medio y salidas ordenadas los niños serían
capaces de realizar ya que, igual que entienden que se tienen que quedar en casa
serán capaces de entender que se debe salir de forma ordenada y eso no me cabe
ninguna duda. Por favor, no proyectemos nuestros propios prejuicios sobre nuestros
niños, así no conseguiremos cambiar ese pensamiento españolito que
tenemos. Recordemos que la educación es la mejor forma de cambiar sociedades
y la nuestra necesita un cambio. Parece que no se deja salir a los niños por
la falta de civismo de algunos adultos pero eso también se podría haber
pensado con los perros, ¿o es que todas las personas que tienen perros son
cívicas?
En fin, se están vulnerando derechos fundamentales de los niños con la
excusa de que se adaptan a todo sin pensar que esa adaptación no es fácil
y que puede tener consecuencias. Sin pensar que ahora mismo hay niños de familias
numerosas que están viviendo en espacios reducidos sin apenas ver la luz solar.
Sin pensar que, al igual que pasará con algunas o muchas mujeres, están
pasando todo el día en riesgo de maltrato físico, psicológico o sexual.
Además, dejar salir a los niños, repito que con salidas controladas, nada
de ir al parque a chupar los columpios (esto es uno de los miedos de una pediatra
en una entrevista) porque creo que hay términos medios, podría servir
para sobrellevar mucho mejor este confinamiento en el que nos encontramos como única
medida para parar la epidemia y vuelvo a decir, como única medida porque no
se está implementando ninguna otra medida recomiendo desde la OMS olvidando
lo que dicen muchos expertos que solo con el confinamiento no es suficiente.
Dicho esto, que quede claro que no se está planteando con este texto el vulnerar
el confinamiento, al contrario, se está planteando una medida que lo favorecería.
Por eso, y teniendo en cuenta la situación, yo me quedo en casa.
SERGIO BENABARRE
Psicólogo
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