El ministro reconoce que no hay certezas de "qué hay que hacer ni cuándo hay que hacerlo"
MADRID,.- La cercanía del fin de confinamiento total frente a
la expansión del coronavirus ha llevado al Gobierno y las autoridades sanitarias
a diseñar una "desescalada" que anticipan será dura y complicada,
porque requerirá del esfuerzo de todos para mantener el "distanciamiento
social" necesario para evitar nuevos brotes.
Relajar ahora las medidas de precaución podría ser una equivocación,
ya que aún estamos en una fase "dura" del combate a la enfermedad,
que ha entrado en un escenario de estabilización gracias a las duras restricciones
impuestas en el estado de alarma, pero que se debe consolidar en los próximos
días.
Así lo ha subrayó en el Congreso el ministro de Sanidad, Salvador Illa,
que reconoció que el diseño de las fases futuras es "muy complejo"
al afectar a muchos vectores de la vida de los ciudadanos, como la economía
y la salud, y no existen certezas sobre "qué hay que hacer ni cuándo
hay que hacerlo".
Su compañero de gabinete, José Luis Ábalos, aseguró que el
Ejecutivo irá "viendo sobre la marcha" la entrada en la nueva fase
en función de los datos del estado de la pandemia en España, que este
miércoles arrojaba la cifra de 14.555 muertos y 146.690 contagiados.
En
el horizonte está el 26 de abril, cuando finalizará la prórroga
que este miércoles se pedirá en el Congreso, pero, según recalcó
el ministro de Transporte, no implicará una "vuelta a la normalidad".
Lo hizo después de que la titular de Hacienda, María Jesús Montero,
haya insistido en que "en este momento no podemos dar por hecho nada más
que la prórroga, que se ha solicitado hasta el 26 de abril".
"A partir de ahí, se va a desarrollar lo que los técnicos llaman la
"desescalada", la forma en la que progresivamente, de forma ordenada, los
ciudadanos podrán ir recuperando su vida normal, la ocupación de las calles,
de las plazas, de forma muy controlada para que no haya picos inesperados de vuelta
a los contagios de la enfermedad", explicó la portavoz.
Pero, de momento, estamos terminando la fase de confinamiento total, que es "dura"
pero también "la más fácil", porque "la única
circunstancia que hay que respetar es quedarse en casa y no salir de ella",
dijo el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias,
Fernando Simón.
Lo más "difícil" viene ahora, porque "va a ser más complicado
el conseguir que mantenga la tensión y las normas de distanciamiento adecuadas".
"Tenemos que ser mucho mas conscientes de cada uno de nuestros actos en esta
segunda fase para evitar un repunte de la epidemia" e impedir que nuestro sistema
sanitario vuelva a estar bajo la presión de estas últimas semanas, avisó.
El catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid
Fernando Rodríguez Artalejo augura que no volveremos a la normalidad hasta
pasados unos meses, durante los cuales viviremos una situación intermedia,
que se extenderá más allá del verano y en la que seguirán las
limitaciones en la vida diaria de la ciudadanía.
Durante esa cercana etapa de "desescalada", el experto considera que podremos
hacer "casi cualquier cosa que se pueda realizar manteniendo cierta distancia
física", por lo que niños y también las personas mayores
podrían salir a pasear y se podría hacer deporte individual.
Todo ello siempre con las medidas de precaución aconsejadas hasta ahora;
sobre las mascarillas, el experto afirma que es un asunto "controvertido",
porque de lo que se trata es de saber cuánta protección más aportan.
En el comienzo de la fase de "desescalada", Rodríguez Artalejo, subraya
que la de la apertura de colegios será una de las medidas que primero analicen
las autoridades, pero duda de que se vuelvan a abrir para terminar lo que queda
de curso.
En esta etapa que tiene que llegar, el catedrático hace hincapié en que
hay que estar "muy atentos" a los nuevos casos para aislarlos y detectar
a los contactos y hacer test de diagnósticos masivos.
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