El torneo no se disputó en Semana Santa por primera vez desde 1988 y La Murga está pendiente de las competiciones
HUESCA.- Faltan apenas cuatro horas para la hora prevista de la final de
las 36 horas de futbol de Sabiñánigo cuando hablamos por teléfono
con José Antonio Alcoba, responsable de fútbol sala de la Peña La
Murga, organizadora del torneo. A esas horas, con las rondas finales ya en juego,
el pabellón y sus aledaños serían un auténtico hervidero de
gente. Pero José Antonio puede ver el pabellón desde el balcón de
su casa y nos transmite la tristeza que le supone "ver la zona del polideportivo
vacía y en silencio". A la hora de la final, sin embargo, el silencio
se romperá para salir al balcón y "apoyar a la gente que nos está
ayudando". Y es que Alcoba reconoce que "la tristeza no es solo por el
fútbol sala porque hay cosas mucho más importantes como la salud y la
vida de las personas".
Por primera vez desde 1988, Sabiñánigo vive una Semana Santa sin 36
horas de Fútbol Sala a causa del coronavirus. Este torneo se ha convertido
en el icono de la Semana Santa en Sabiñánigo y comarca. Alcoba destaca
con humor que para muchos "nuestra penitencia es estar en el polideportivo durante
tres días", ahora, recuerda "son tres y medio porque con la cantidad
de equipos que hay, ya tenemos que empezar el miércoles". El hoy vacío
pabellón está prácticamente lleno durante los tres días en una
Semana Santa normal. "Mueve a mucha gente, atrae a gente de toda la comarca
y hace que muchos se queden en estas fechas".
Las 36 Horas se aplazaron de forma "indefinida" y Alcoba dar por
hecho que esta edición no se podrá recuperar. También se muestra
escéptico respecto a una posible reanudación de la competición de
Liga en fútbol Sala.
Para Alcoba, "es difícil que sea viable a corto plazo porque en
un pabellón es complicado no tener roce cercano una persona u otra".
La frustración es mayor si tenemos en cuenta la gran temporada que estaba
haciendo el conjunto amarillo, quinto en Tercera División, a cuatro puntos
del líder, La Unión de Calatayud. Alcoba recuerda que "hacía
años que la Tercera no era tan buena con cuatro o cinco equipos en cabeza".
Además, a La Murga sólo le quedaba un rival directo por delante, el Caspe.
Ahora, todo se ha ido al traste por el momento, aunque el equipo sigue trabajando
en casa con una rutina que les han programado los técnicos.
Lo cierto es que esta temporada el equipo estaba consolidando el salto de calidad
iniciado hace dos temporadas con Miguel Escosa y continuado por Alejandro Finestra
y Javier Esteban, este curso. Según explica Alcoba, "el hándicap que
tenemos aquí es que la mayoría viene del futbol 11 y jugábamos un
futbol sala más basado en la fuerza y el físico". Con Miguel Escosa,
reconoce, el equipo aprendió a "adaptar ese juego a las jugadas de estrategia,
los saques de esquina…" y otras acciones claves que diferencia al fútbol
sala del fútbol 11.
Con la incertidumbre de saber si esta temporada podrá concluir, Alcoba es consciente
de que "habrá que tener paciencia" y que en estos momentos, sólo
queda "animar a la gente que ha perdido un familiar, y también a todos
los que están luchando" contra el coronavirus, y sus familias. "Pensar
en positivo y sacar esto adelante". Ya quedará tiempo de volver a disfrutar
de las tardes de fútbol sala en el pabellón y del ambiente de las
36 Horas.
|