Consternación en el ámbito de la creación por la repentina marcha de un gran gestor y una excelente persona
JAVIER GARCÍA ANTÓN 17/05/2020
HUESCA- En Javier Brun González concurría la doble exigencia de
Howard Gardner para completar el edificio humano de cada ser: un magnífico
profesional y una excelente persona.
Si añadimos la capacidad de mirar siempre más profundo y más alto,
entenderemos por qué podemos considerar a este renacentista un baluarte de
la vanguardia cultural de Huesca que ha escrito, con pluma sutil y mano firme, desde
hace 35 años. Este domingo, Javier se iba repentinamente, con la discreción
que le gustaba, aunque demasiado pronto como para dejar, acaso, apenas dibujados
sus futuros proyectos... que saldrán adelante.
Javier Brun partió de esta vida en la que tanto se entregó desde la
intimidad del hogar que compartía, como su pasión cultural, con Begoña
Puértolas y sus hijos Tristán y Mauro, 13 años, y exponentes
fantásticos de la última gran afición de su progenitor: el béisbol.
Lo hizo en la ciudad que eligió cuando, en 1985, se hizo cargo previa oposición
de técnico de Cultura del Ayuntamiento de Huesca.
No era el destino que parecía escrito cuando se licenció en Ciencias
Químicas en Barcelona, desde donde venía con sus padres, Antonio y
Manolita, a Graus, con su hermana Emma.
Y, sin embargo, Javier, que cumplió sesenta años el 27 de marzo pasado,
empezó a despuntar muy pronto por su enorme curiosidad, observación que
le permitió ser un adelantado en las manifestaciones artísticas y culturales
con las que convenció, sucesivamente, a alcaldes y concejales de diez mandatos,
seducidos por la originalidad de las apuestas que han convertido Huesca en uno de
los grandes referentes internacionales.
Bajo sus auspicios, brotaron grandes eventos como la Feria Internacional de Teatro
y adquirieron impulso otros como el Festival Internacional de Cine. El carácter
diferencial de las propuestas, como Okuparte o las residencias de artistas incluidas
en la red europea "Pépinieres Europeennes Pour Jeunes Artistes",
allá por 2003 cuando ninguna otra ciudad española acompañaba a Huesca
en esa rompedora iniciativa, suscitó un reconocimiento tal que la capital fue
considerada uno de los modelos internacionales en Graz junto a Quebec (Canadá),
Cork (Irlanda) y Linz (Austria).
No pasaba inadvertida su figura, acompañada su inteligencia por la afabilidad
en el liderazgo de equipos. En noviembre de 2005, fue nombrado director del
Centro Dramático de Aragón (CDA), al que dio un impulso con la solidez
de sus conocimientos y su vocación de penetrar en todos los formatos experimentales.
En su haber, también la profesionalización del elenco de perfiles del
centro y la promoción de producciones de espectáculos de contrastada calidad.
Su autoridad era reconocida con nombramientos del prestigio del cargo de secretario
general del Fórum of European Cultural Networks o el de vicepresidente
de la Fundación Interarts.
Dotado con un carácter didáctico en sus exposiciones, participó
como docente en postgrados en cooperación cultural internacional y gestión
cultural en Barcelona y Gerona.
De vuelta a su puesto en Huesca, el entusiasmo sereno de Javier Brun constituía
el instrumento de una convicción profundamente arraigada: "Si trabajamos
en cultura es para intentar hacer la vida mejor y a las personas mejores pese a
que sean retos difíciles de alcanzar". Así encaraba su labor con
Luis Lles y todo el equipo -bueno, equipazo- del Centro Cultural Matadero, hoy
Manuel Benito Moliner. En la Feria de Teatro cuya dirección retomó hace
dos años, en Periferias, en la Muestra de Teatro y allí
donde brotaba la semilla de la cultura.
Gran conversador, a nadie dejaba indiferente y nada se le resistía.
Con el resorte de la genialidad en el béisbol de sus hijos, Tristán y
Mauro, conquistó el reto de obtener el título de entrenador nacional y
ayudaba a su inseparable "Corojo". Este domingio, ha bateado nuestro ánimo.
Hoy, recogemos el guante de su ejemplo y su vida. Su lección indeleble.
Descansa, Javier Brun González. Te debemos un baluarte a la altura de tu grandeza.
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