UGT y CSIF lo ven poco viable si no se llevan a cabo más contrataciones
HUESCA.- La posibilidad de que el alumnado que se apunte al servicio de comedor
pueda terminar comiendo en el aula no convence a los sindicatos, porque la medida
viene sin estar acompañada por otras que hagan posible que se pueda gestionar
en los centros educativos.
Para UGT, los requisitos que aseguren el comienzo de curso pasan por bajar ratios,
ampliar espacios y mantener medidas de higiene y de limpieza, que aplicado al
tema de los comedores se concreta en "que los alumnos vayan por turnos, se mantenga
un espacio sí y otro no, que tenga los cubiertos y platos en el sitio para
que no se tenga que mover y que entren con su mascarilla, coman y ordenadamente
salgan cuando terminen", explica Eduardo García, coordinador de Educación
en UGT Aragón.
García opina que en la mayoría de los casos "con el espacio de comedor
sería suficiente haciendo tres o cuatro turnos". Algo que viene determinado
por el espacio disponible y el alumnado que hará uso, lo que García
no cree que varíe demasiado en relación al número de usuarios de
otros años. Para todo esto, insiste, lo que se necesita es "una memoria
económica de lo que supone el incremento en personal, como auxiliares de educación
especial o personas que atienden el comedor, o de profesores", porque "lo
que no se puede hacer" es implantar "medidas organizativas y sin gastar
un euro intentar solucionar esto, porque es inviable".
Rubén Ferrer, representante del sector de Educación de CSIF Huesca, opina
que "lo de comer en aula puede mantener la seguridad de los grupos burbuja",
pero debe venir acompañado de "muchas otras medidas" y de un "aumento
de inversión bastante grande en personal, pues se necesitarían mucho más
para el comedor -para la vigilancia de los estudiantes, así como para ir a
buscar la comida- y personal de limpieza", añade Ferrer, para evitar que
esas tareas no recaigan finalmente en el profesorado.
Esto debería venir unido, según el sindicato, a la implantación
de "una jornada continua en los centros", para que una vez que se termine
de comer se pueda proceder a la desinfección de las aulas "a fondo",
porque "para hacerlo no puedes estar cinco minutos, lo tiene que hacer un personal
cualificado, y si comemos en 20 aulas, una persona no puede limpiarlo todo en 15
minutos". Un turno de comida, tras el cual el alumno pudiera quedarse en
el centro con "sus extraescolares o con las monitoras de comedor" hasta
el horario de la jornada habitual.
Desde Fapar Huesca, Rosana Liesa, su presidenta, prefiere esperar a valorar cualquier
medida a que salgan los protocolos definitivos desde el Departamento de Educación,
pero apunta que la propuesta de comer en las aulas no se va a poder realizar
en todos los centros, debido a las diferentes realidades que acogen cada uno.
Sin una fotografía precisa sobre las necesidades de espacio en los centros
de la ciudad, desde Fapar se sabe "que hay mucha variación en cuanto
a la titularidad, los espacios y los horarios..., comedores que son gestionados
por ayuntamientos o por amypas", los que tienen cocina propia o funcionan con
servicio de catering. Colegios más grandes, con mucho espacio y poco alumnos
que se queden al comedor, otros en los que se da el problema de los turnos, "en
los que ya hay de antes dos turnos establecidos porque no caben. Quedan muchas
cosas por ver cómo se van a organizar", añade Liesa.
La incógnita sobre qué va a suceder con el servicio de comedor ha movilizado
también a las y los trabajadores del sector de colectividades, quienes piden
al Gobierno de Aragón que se les tenga en cuenta a la hora de organizar
en nuevo curso escolar. Por ello solicitan "comunicación constante
con el Departamento de Educación" y que el
"personal de cocina no debe de ser tomado como trabajadores de segunda",
debido a lo esencial de su función también para el desarrollo normal del
curso escolar.
Insisten en la necesidad de la creación de una ley de ratios de la comunidad
autónoma pues "la sobrecarga de trabajo que ya sufren muchas compañeras
del sector será mayor" si finalmente el alumnado come en las aulas, y que
se regule el número de horas en los comedores teniendo en cuenta esta nueva
variable.
Además, exigen que "en el caso de un futurible cierre de los centros
escolares la Administración se haga cargo de los salarios de las trabajadoras.
Una nueva inclusión en otro proceso de ERTE será la puntilla a las trabajadoras
del sector, con salarios y jornadas bajos y parciales".
Tanto desde Fapar, como desde los sindicatos se insiste en la importancia de
asegurar la mayor presencialidad de la mayor parte del alumnado. "Presencialidad
máxima posible en función de los protocolos de sanidad, porque la enseñanza
de calidad pasa por la presencialidad", recuerda Liesa.
En UGT "estamos en contra", afirma García, de la semipresencialidad
que se baraja para Secundaria y Bachillerato. En estas etapas, los alumnos "deben
estar escolarizados en un centro educativo si queremos una educación de calidad".
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