Unas 3.000 aragonesas han recibido ayudas en 20 años en el sector agrícola y ganadero
ELENA PUÉRTOLAS PUÉRTOLAS 17/10/2020
HUESCA.- Las mujeres que se dedican al sector agrícola y ganadero en
Aragón han
sido las protagonistas en el Día Internacional de la Mujer Rural, que
se celebró el pasado 15 de octubre. "Cada vez más mujeres jóvenes
se animan a incorporarse al sector, aunque todavía existe una brecha de género
importante", indicaban hace unos días desde el departamento de Agricultura,
Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón.
Y eso no lo dicen solo las estadísticas, sino las propias mujeres del sector
que han visto cómo llamaba la atención en su entorno su apuesta de
vida. Así lo explica Elena Alcubierre, de solo 25 años que está
establecida en Lanaja, o Isabel Atarés, que tomó la decisión de dejar
su trabajo de oficina por criar terneros mamones en Curbe. ç
Por su parte, desde Arascués, María José Mainer, que lleva ya
26 años en esto, tiene la sensación de que queda mucho por hacer.
Pero las tres, cuya historia la hemos contado en los últimos años en estas
páginas, siguen convencidas de que su decisión fue acertada y no
volverían atrás. Con menos o más años, da igual, siguen planteándose
proyectos para crecer en el sector.
Y como ellas, en los últimos 20 años casi 3.000 mujeres han recibido
subvenciones, 1.287 en la línea de la Incorporación y 1.665 en la
de Modernización, según la DGA. Sus casos pueden servir de modelo para
animar a más mujeres a dar el paso. De hecho, el porcentaje de beneficiarias
se ha incrementado significativamente. Pero más allá de los datos, contamos
historias reales.
ELENA ALCUBIERRE: "LA EMPRENDEDORA RURAL TIENE MÁS APOYOS PARA QUEDARSE"
Con solo 20 años se incorporó al sector con la tierra, pero después
construyó una granja de terneros mamones, que ahora, a sus 25 años,
quiere ampliar. Todo esto hizo Elena Alcubierre en Lanaja mientras estudiaba
en la universidad Trabajo Social. "Hice esta carrera porque creía que me
gustaba, pero una vez metida en la agricultura y la ganadería, me di cuenta
de que este era mi futuro", apunta.
Y, además, va a seguir estudiando. Ahora, se ha matriculado en asignaturas
de Ingeniería Agroalimentaria en el campus de Huesca, "para conocer
más recursos e ideas innovadoras", con el objetivo de profundizar más
su sector.
"La idea es ampliar la explotación para pasar de 240 a 400 animales,
porque me gusta mucho y estoy muy contenta con la integradora, que está
muy pendientes de mí", indica, en alusión a la empresa Meat Center
Ibérica, de Altorricón. Esta ocupación le ha permitido también
asentarse en su pueblo, en Lanaja. Y aunque realmente vivió en Huesca y
Zaragoza, nunca le gustó la ciudad.
Nadie
entendía por qué quería tener una granja cuando estudiaba una carrera
e incluso al principio le daba una cierta vergüenza llevar el tractor,
nos explicaba hace un año en una entrevista en estas páginas. Entonces,
y ahora con más experiencia, reflexiona sobre el papel de la mujer en el
campo, a la que cree que hay que visibilizar. "Antes trabajaba igual, pero
no estaba reconocida", indica.
De hecho, resalta que en la actualidad en las ayudas a la incorporación
dan puntos por ser mujer, por lo que "es un apoyo y una ayuda", que
hace años no tenían.
Además, destaca que desde el Gobierno de Aragón ya no solo se apoya
más a las mujeres que quieren incorporarse al sector primario, sino que,
en general, hay más ayudas para las innovaciones empresariales. "Hay
más apoyos para que la mujer emprendedora se quede en el medio rural",
indica. En este sentido, destaca los programas impulsados de cursos, jornadas,
premios... para fomentar la actividad de la mujer en el medio rural.
Habla en general del sector primario o de cualquiera, porque en Lanaja muchas
jóvenes están apostando por quedarse a vivir en el pueblo y no siempre
se dedican al sector primario. Es más, "hay mujeres en la ganadería,
pero de mi edad no conozco a muchas", indica. En cualquier caso, resalta
la importancia de la mujer en el medio rural.
MARÍA JOSÉ MAINER: "HAY QUE AVANZAR MÁS, AÚN SON POCAS
LAS QUE TIRAN ADELANTE"
La ganadera y agricultora de Arascués María José Mainer proyecta
ahora la construcción de su tercera granja, una de terneros mamones, que
se sumará a las dos de engorde que ya tiene en marcha, de forma que hará
el ciclo completo, con el ahorro que supone en traslados para la integradora. María
José trabajaba
en una inmobiliaria en Huesca y decidió seguir con la actividad familiar y
volver al pueblo con animales y con el tractor, ya que también lleva
su tierra.
De aquello hace ya 26 años y, desde entonces, ha visto cómo
muchas mujeres se han incorporado en las estadísticas, pero no tanto en la
realidad del sector, indica. "Hay picaresca de poner a las mujeres porque
dan más puntos, pero no siempre hacen el trabajo ellas. Algunas empiezan,
pero después al casarse o tener hijos...; otras tiran para adelante, pero no
conozco a tantas. Creo que aún hay que avanzar más en la incorporación
de la mujer al campo", indica.
Con todo, tampoco le extraña que no haya más por la difícil situación
que atraviesa el sector por la escasa rentabilidad. Además, cree que
mucha gente no está dispuesta al sacrificio que conlleva. Aún así,
"el trabajo es vida", dice ella, con la misma energía arrolladora
con la que mueve las pacas o arranca el tractor.
Aunque su actividad también la combina con el alquiler de apartamentos turísticos,
cree que el sector agrario es clave para el asentamiento de la población en
el medio rural. "Si no te pones una granja, no hay muchas opciones, aunque
ahora con el teletrabajo, se pueden hacer muchas otras cosas", indica
con esperanza. Y es que lamenta que la normativa impida el desarrollo del sector
agroalimentario igual que en países como Francia.
ISABEL ATARÉS: "ME COSTARÍA MUCHO VOLVER A TRABAJAR EN UNA OFICINA"
De aquel titular de"Nunca
había visto un ternero y ahora soy la más feliz del mundo",
que pronunció Isabel Atarés en una entrevista hace algo más de año
y medio en este periódico, ha pasado a "Me costaría mucho volver
a trabajar en una oficina, porque ya me he acostumbrado a otro modo de vida
y a otros valores". Por lo tanto, la historia no ha cambiado, más bien
se ha reafirmado en su decisión de dejar su trabajo como administrativa
en la capital oscense para montarse una granja de terneros mamones en Curbe.
Este cambio le permitió -y ese era el objetivo- poder trasladarse a vivir
al pueblo monegrino de su madre, donde sus abuelos comenzaron como colonos tras
bajar desde Bara, en la Sierra de Guara. Lo que no quería, aunque muchos
lo hacen, era tener que subir y bajar todos los días a Huesca para trabajar.
Y, ahora, aunque la conciliación nunca ha sido fácil y el estado de alarma
le impide dejar a su hijo de 8 años con su madre como acostumbraba, al menos
cuenta con opciones. "Tiene sus pros y sus contras porque dentro de la obligación
de una granja, me puedo organizar", indica. Sigue convencida de su decisión,
con "la ventaja de la experiencia que es un grado y la madurez que da la
vida".
Pero también con "la diferencia de estar en una oficina cómodamente
con un sueldo fijo y de lunes a viernes, a ser autónomo porque tiene más
inestabilidad y hay que pagar las inversiones".
En su caso, se incorporó al sector con ayudas a la modernización en
el riego de la agricultura, pero no para la granja, que se fijaron después.
Con todo, "solo volvería a la oficina si no me quedara más remedio".
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