JAVIER GARCÍA ANTÓN 18/10/2020
A pesar de la justicia y utilidad del plan del exponente, negado. Resolución
para monsieur Sans-délai, el personaje de El Pobrecito Hablador de Mariano
José de Larra que sirvió para exponer que los españoles ya no
éramos los seres espléndidos, francos, generosos y caballerescos de dos
siglos atrás. 1833.
Dos siglos después, el "Vuelva usted mañana" del Bachiller
Juan Pérez de Munguía (el seudónimo del autor) ha recrudecido
su esencia, que no es otra que la consideración de pecado mortal de la
pereza.
Javi, permítanme la familiaridad, me avisó el 12 de marzo de la gravedad
de la que se avecinaba: "Protégete como sea. Van a caer 50.000".
Sus fuentes eran magníficas, galenos colegas de Italia y Suiza donde pudo hacer
una gran carrera, pero eligió Huesca y el Coso para su función social
y sanitaria. He de reconocerlo: se me antojó hiperbólico. Pero
la incredulidad perezosa duró pocos días, conforme la estadística
era un rosario de desazones.
A su conocimiento le llamé exageración. Nunca más. Y, sin embargo,
no murió su fe. Ofreció al ayuntamiento sus instalaciones para la covid.
Vuelva usted mañana.
Como Sans-délai, no rebló. Si éste quería invertir caudales
dinerarios, el de Javi era un proyecto para la rehabilitación físico-motora-cognitiva
de pacientes covid, adelantándose a estudios sobre las lesiones neurológicas.
La funcionaria de turno utilizó subterfugios hirientes: demasiada austeridad
en la propuesta conjunta con la universidad (y otros socios), "si no tiene
el dinero será que no merece la pena" y el vuelva usted mañana
a otra convocatoria, Horizón-no-sé-qué. Y endéudese, ¡coño!
La perezosa señora es autoridad. Y Javi, ahíto, aún cree. Solo
en medio de la ingratitud.
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