Sobrarbe: La construcción de un acceso a este núcleo de Puértolas por parte de la Diputación abre la opción de volver a los antiguos vecinos y oportunidades de futuro a las puertas del Parque de Ordesa
ELENA PUÉRTOLAS 21/11/2020
HUESCA.- La última casa que se cerró en Santa Justa, un núcleo
del municipio de Puértolas, fue en 1981. Antonio Gistau se resistía...
pero sin luz, sin agua y sin acceso rodado, tuvo que llevarse a sus padres mayores
y echar la llave. La rabia por esa expulsión silenciosa por pura necesidad
hizo que durante aquellos primeros años apenas volviera. Pero jamás
se rindió, ni él ni otros antiguos vecinos que tuvieron que marchar
antes. Ese tesón ha tenido respuesta. Santa Justa renace hoy gracias a laconstrucción
de una pista asfaltada impulsada por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial
de Huesca, con la que en poco más de dos kilómetros y menos de cinco
minutos, se salva medio siglo de historia.
"Es como un milagro, no pensaba que llegaríamos a tener pista; y
ahora yo no podría subir", expresa con emoción Teresa Villa, que a
sus 80 años ha ido un día tras otro cuando la pandemia lo permitía.
Como la mayoría de los vecinos de este núcleo de cinco casas, en torno
a 1970, su familia emigró por un camino de herradura. Hoy, tras una inversión
de casi 500.000 euros, se puede llegar con coche por el desvío desde la
carretera entre Puértolas y Escuaín, uno de los accesos al Parque Nacional
de Ordesa y Monte Perdido.
Ahora, todos los vecinos hacen planes de futuro. "Por nuestra experiencia,
ahí donde hemos echado una mano, ha vuelto a renacer el pueblo", asegura
Miguel Gracia, presidente de la Diputación Provincial de Huesca, que ha visitado
este núcleo, acompañado por la vicepresidenta, Elisa Sancho, y el alcalde
de Puértolas y presidente de la Comarca de Sobrarbe, José Manuel Bielsa.
"Es una entrada al Parque Nacional, con un centro de visitantes previsto
en ese municipio, en Escalona, por lo que no tenemos ninguna duda de que alrededor
del parque, si sabemos mantener los servicios esenciales, pueden volver a arrancar
núcleos pequeños, fundamentales para mantener un territorio vivo",
indica Gracia. Supone también cumplir con una deuda histórica con los
habitantes de la montaña.
El amor a la tierra pudo con la rabia de Antonio Gistau, de casa Mairal,
porque el Ayuntamiento no les había apoyado con la luz y poco después
lo dio de baja como pueblo. Y volvió. Consiguieron arreglar una pista desde
Hospital de Tella (la autonómica A-138 a Francia) que se abrió en
los 60 para labrar unas fincas, para la que no solo había que tener todoterreno
sino saber conducirlo. Impracticable. En el cazo de una retroexcavadora, Gistau
subió el material para cambiar el tejado para que su casa no se hundiera
y colocó placas solares para tener luz. "Me hubiera gustado arreglar
la casa, hacer turismo rural... ahora, a ver", dice.
En la baca del todoterreno, Irene Naval, descendiente de Casa Santos, y su marido
David del Río fueron subiendo material para hacerse una casa para los fines
de semana. "La logística era muy complicada. Esta pista es un gran
paso adelante", indica. De hecho, durante esta pandemia, han pasado mucho
más tiempo allí con sus hijos de 7 y 12 años. "Siempre hemos
estado solos, porque tampoco podías subir con amigos. Ahora te puedes plantear
vivir aquí, en media hora estás en Aínsa (donde reside) y hay
mucha calidad de vida por el contacto con la naturaleza. Puedes vivir en una
casa con terreno y sol", comenta. "En la situación actual, mucha
gente pregunta, porque quieren salir de las ciudades", reflexiona acerca
de las posibilidades de que lleguen nuevos vecinos.
"Casi no me lo creía que se iba a hacer la pista, aunque hay mucho trabajo
de reconstrucción", señala Juan Gistau, otro de los vecinos, que
se arregló un pajar para pasar alguna noche, ya que parte de las edificaciones
del pueblo se han caído por el paso del tiempo. "Haré todo lo posible
por arreglar algo. Para mí es un sueño realizado", concluye.
"La pista de Santa Justa cierra un círculo en el Ayuntamiento de Puértolas
porque, si bien nos queda buscar una solución para Bies -algo más sencillo,
que podremos abordar en breve-, había dos reivindicaciones casi históricas:
la pista de Muro de Bellos y la de Santa Justa. Y, por fin, conseguimos tener
un buen acceso, para que los vecinos de estos pueblos tengan la oportunidad de arreglar
sus casas", comenta el alcalde de Puértolas, José Manuel Bielsa.
Fue quien se marcó el reto de cumplir con el sueño vecinal. Teresa Villa
y Antonio Gistau recuerdan que hace casi 30 años se planteó por primera
vez, pero que los intentos quedaron en papel mojado. Bielsa quiso enseñar
la necesidad de invertir y subió con el entonces diputado de Obras Públicas,
Armando Borraz, ya fallecido, a quien le sorprendió cómo con ese acceso
se habían arreglado tejados: por el empeño de los vecinos. La DPH dio
continuidad al proyecto. Gracia resalta "el interés por volver a tener
actividad y, con ello, vida en Santa Justa".
"Cuando valoras una inversión pública, hay que mirar la posibilidad
de que tengan servicios y de que viva gente en un futuro", argumenta Bielsa
para explicar su determinación por que Muro de Bellos y Santa Justa tuvieran
pista, ya que están en el centro de la Comarca de Sobrarbe y a pocos kilómetros
de Aínsa. A Muro de Bellos llegó en 2016, por ello, se pudo rodar la
película "Bajo la piel de lobo", y ahora hay una casa en construcción.
En este año, la Diputación invertirá más de 2,5 millones de
euros en carreteras provinciales y municipales.
"La pista es una forma de darles vida a estas poblaciones, porque los
vecinos pueden arreglar sus casas y eso es un cambio espectacular. Ahora, con todo
lo digital en auge, ya te puedes plantear que la gente venga incluso a vivir aquí.
Tenemos buena cobertura de móvil y se abre un mundo de posibilidades",
indica Bielsa, cuyo municipio se incluye en el Plan
de Extensión de la Banda Ancha de la DPH. Con la pista, el Ayuntamiento
ha llevado también la red de agua a todas las casas.
Santa Justa renace una vez más, porque este núcleo que a pocos les suena,
cuenta la tradición, y los guías del monasterio de San Victorián,
que sus monjes se refugiaron allí en el periodo árabe. Siglos después,
los vecinos tuvieron que pasar a Francia con la Bolsa de Bielsa en abril de 1938
y, cuando volvieron, empezaron de cero, algunos haciendo jornales en la central
de Lafortunada tras una caminata. En los 70, les tocó hacer de nuevo la maleta.
Irene Naval nació en Francia y con 18 años se fue a vivir a Aínsa
-a Santa Justa no podía ser-, deshaciendo el camino que su padre tuvo que emprender.
Gregorio fue de los que se resistió a dejar Santa Justa en torno al 70. Ya
tenía más de 30 años, como José Puértolas, de Casa Morillo,
que siempre quiso quedarse con sus ovejas al abrigo de esas montañas pero...
"A los 33, como Jesucristo, tuve que empezar una nueva vida", expresaba
por el dolor de una marcha forzada. Aún se quedó su hermano Antonio con
su mujer Marina, que se tuvieron que ir. Bajo la nueva pista, se ha conservado
a petición vecinal un puente que José construyó antes de marchar,
explica Teresa Villa. Ellos no la han podido ver, pero sus nietos corren ahora por
su tierra. Tras una generación perdida, Santa Justa renace.
|