La Escuela Politécnica Superior del Campus de Huesca acoge la exposición Miguel Catalán, investigador y maestro, que recoge la trayectoria de este científico aragonés de la primera mitad del siglo XX, que logró una notable proyección internacional.
BELÉN VILLACAMPA (PROFESORA DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA, Y CARLOS GONZÁLEZ LARRAGA, PROFESOR DEL IES MIGUEL CATALÁN) 24/11/2020
HUESCA.- La cercana celebración del 125 aniversario del nacimiento de
Miguel Catalán -a finales del pasado año- y la inmediata conmemoración
-en 2021- del centenario de su aportación científica más reconocida
-el descubrimiento de los multipletes del manganeso- hacen de este un periodo especialmente
oportuno para recuperar y recordar la figura de este gran investigador y docente
aragonés. Científico de talla internacional, llevó a cabo estancias
de investigación y mantuvo activas colaboraciones en centros avanzados europeos
y de Estados Unidos. Publicó más de 70 artículos científicos,
recibiendo a lo largo de su carrera numerosos premios y reconocimientos.
Miguel Catalán nació en Zaragoza en 1894. Se licenció en Química
en 1913 por la Universidad de Zaragoza, obteniendo el premio extraordinario.
Se trasladó a Madrid para desarrollar su doctorado en 1915, incorporándose
al Laboratorio de Investigaciones Físicas de la Junta para Ampliación
de Estudios, JAE, presidida por Santiago Ramón y Cajal. Centró su investigación
en la espectroquímica del magnesio, obteniendo su doctorado en 1917 (Universidad
Central de Madrid). Continuó investigando en el laboratorio de la JAE, sin
abandonar su carrera de profesor de física y química en enseñanza
media, iniciada tras su licenciatura. La dedicación a esas dos vertientes,
la enseñanza y la investigación, fue una constante en su vida.
En 1920 obtuvo una beca que le permitió investigar en el Imperial College
de Londres en el laboratorio de Fowler, estancia fundamental para su carrera.
Estudiando el espectro del manganeso, se centró en unos grupos de líneas
que mostraban unas ciertas regularidades, a los que llamó "multipletes".
La introducción de los multipletes contribuyó al desarrollo de la teoría
cuántica y a hacer de la espectroscopia un instrumento fundamental para
verificar los avances en el descubrimiento de la estructura de la materia. Sus
trabajos aportaron pruebas experimentales que apoyaban el modelo atómico propuesto
pocos años antes, siendo su investigación públicamente reconocida
por referentes de la talla de Böhr y Sommerfeld.
Fue investigador visitante en la Universidad de Múnich, invitado por
Sommerfield (1924-1925). Fue elegido representante español en el Comité
de la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada en 1924. En el año
1926 recibió el premio de la Real Academia de Ciencias (España) y en 1930
el premio internacional Pelfort. Colaboró asimismo con los laboratorios
del National Bureau of Standards de Washington, D.C., y fue invitado por la
Universidad de Princeton y por el MIT. En 1930 fue nombrado jefe de la Sección
de Espectroscopia del Instituto Nacional de Física y Química y en
1934 consiguió una cátedra de nueva creación -de Estructura atómico
molecular y espectroscopia- en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid.
Pero llegó la guerra, y el exilio interior durante la posguerra... Pese a las
dificultades -no pudo reincorporarse de forma efectiva a la investigación hasta
1950- se mantuvo su prestigio entre los colegas, como lo atestiguan las referencias
a su trabajo en importantes publicaciones. En 1952 fue nombrado asesor de la "Joint
Commission for Spectroscopy" organismo regulador internacional de este campo.
En 1955 fue elegido miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales. Varios años después de su fallecimiento, acaecido en
1957, la importancia de sus contribuciones para el conocimiento de la estructura
de la materia, de gran interés también en astrofísica, le hicieron
merecedor del honor de dar nombre a un conjunto de cráteres en la Luna.
Resulta difícil definir en unas pocas palabras a una persona como Miguel Catalán,
pero nos atrevemos a enumerar algunas de sus cualidades: fue un científico
de renombre, que llegó a trabajar en la frontera del conocimiento; era un
entusiasta profesor de Ciencias, amante y conocedor de la Naturaleza, buen deportista,
hombre culto y gran comunicador; perseverante en el trabajo y jovial y cercano en
sus relaciones personales. Contribuir a dar a conocer su figura y sus aportaciones
a la ciencia, pero también la calidad humana de este gran aragonés,
es el objetivo de estas líneas.
Las fotografías que acompañan este artículo pertenecen al Archivo
de Miguel Catalán, de la Fundación Menéndez Pidal.
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