Diario del Altoaragón 28/11/2020
Constituye un sano y reconfortante ejercicio, sensación agudizada por lo inhabitual
en otros lares, la aprobación de los presupuestos de la Diputación Provincial
de Huesca, que este año ascienden a 75 millones y están condicionados
por la puesta en marcha del Servicio Provincial de Extinción de Incendios y
Salvamentos, que supone la incorporación de casi 150 profesionales a la plantilla
de la corporación para superar los cuatrocientos trabajadores en total. En
la historia de la institución provincial, se ha sucedido la incorporación
en el catálogo de prestaciones de algunas que no corresponden estrictamente,
como ha sido el apoyo a infraestructuras o servicios médicos, siempre con el
objetivo de ofrecer al territorio y particularmente al medio rural una serie de
condiciones imposibles de sostener sin su respaldo.
Las cuentas han integrado la mayoría de las enmiendas presentadas por los grupos,
entre los que sólo se ha producido la abstención del Partido Popular.
Y, desde el origen, como aseguró su presidente, Miguel Gracia, queda la posibilidad
de que se puedan usar los remanentes cuando se liquide el presupuesto actual, con
lo que el guarismo global se vería incrementado y, con él, los planes
y las actuaciones concretas que desarrollar la Diputación Provincial, algunos
tradicionales, otros muy propios de estos tiempos en los que las nuevas tecnologías
figuran como unas infraestructuras básicas para que los pueblos gocen de oportunidades
competitivas, en una coyuntura en la que, además, se está ocasionando
un reforzamiento de los censos por la mirada que, desde las ciudades, se hace al
ámbito rural. La Diputación ha sido siempre una institución esencial
para el reequilibrio y para el concepto de establecer el principio de igualdad de
condiciones a cada uno de los ciudadanos.
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