"La diócesis de Barbastro-Monzón ha sido mi esposa, el amor de mi corazón", llegó a decir
BARBASTRO.-Alfonso Milián, obispo emérito de Barbastro-Monzón,
ya descan sa en uno de los dos sepulcros construidos en 2016, en la capilla de
los Mártires, en la Catedral de Barbastro, frente al altar donde reposan
los restos del beato Florentino Asensio que fue el prelado más breve en la
historia de la Diócesis, desde marzo a agosto de 1936.
El obispo Milián,
fallecido este 26 de noviembre, portó el báculo de Florentino
Asensio durante el episcopado de diez años (2004-2014) desde que sucedió
a su gran amigo, el cardenal arzobispo Juan José Omella (1999-2004) que ha
presidido el funeral celebrado en la catedral donde se consagró Milián
el 19 de diciembre de diciembre de 2004.
CLICA
AQUÍ PARA VER UNA GALERÍA DE FOTOS
Además del presidente de la Conferencia Episcopal Española -que
en la misma semana ha presidido
los entierros de los obispos Damián Iguacen y Alonso Milián- al
sepelio asistieron Ángel Perez, titular de la Diócesis, Carlos Manuel
Escribano, arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, arzobispo emérito de
Zaragoza, los obispos de la provincia de Aragón (Huesca-Jaca, Zaragoza, Teruel-Alcañiz),
Guadalajara y Lérida. Además, 44 sacerdotes de todos los arciprestazgos
acompañaron al obispo Milian en el sepelio celebrado dos días después
de su muerte en el Hospital Miguel Servet (Zaragoza) afectado por el coronavirus.
En el plano institucional, Fernando Torres e Isaac Claver, alcaldes de Barbastro
y de Monzón, Antonio Cosculuela, senador y ex alcalde durante la
etapa del obispo Milián, miembros de la Corporación Municipal, entre ellos
Ramón Campo con quien le unía una estrecha amistad personal desde
hace muchos años.
A nivel social, el límite de asistencia fue de 70 personas, muchas de
ellas vinculadas a las cofradías penitenciales, también a Cáritas
Dicesana con José Luis Escutia (ex director) y Amparo Tierz, actual directora.
La familia de Milián (La Cuba, 5 de enero de 1939) estuvo en el templo y por
su sobrino Jesús se supo que el obispo escribió su testamento
el 12 de enero de 2018, que localizó entre su mesa de trabajo en la residencia
sacerdotal de San Carlos donde vivió desde que se fue de Barbastro.
De su lectura se desprende el perfil humano, sencillo, cordial y afectuoso del
obispo quien dejó escrito "gracias a mi familia, a los sacerdotes que
han pasado por mi vida, gracias a todas esas personas que has puesto en mis manos".
En la misma línea, "la diócesis de Barbastro-Monzón ha sido
mi esposa, el amor de mi corazón. He querido hacer el bien de mis hermanos,
vivir para los demás, acepto lo que tengas previsto para mí e intentaré
llevar de la mejor manera la ancianidad y la enfermedad". Hasta la muerte fue
fiel a su lema "Yo en ellos y Tu en mí".
Dos años antes de su muerte, el obispo emérito dejó escrito, "perdono
a aquellos que me han ofendido, deseo la paz de todos, rezad por mi" y constató
el deseo de tener "un funeral sencillo". Las normas sanitarias actuales
hicieron el resto pero recibió el trato propio de los obispos y en su féretro
se colocaron casulla, estola, mitra, báculo pastoral y el evangeliario, vestiduras
propias de presidir la Eucaristía.
Se le recordará por su labor pastoral, el auge de las cofradías penitenciales,
cambios innovadores, apertura del nuevo Museo Diocesano, estabilidad diocesana,
llegada de monjes del IVE al monasterio de El Pueyo, beatificación de los benedictinos
y de "los curetas de Monzón" y el XXIII Encuentro Nacional de Cofradías
(2010) entre otras acciones.
Además, su encomiable lucha por conseguir la devolución de las obras
de arte de las parroquias aragonesas. En diez años, recibió diez decretos
favorables de la Congregación para los Obispos y de la Signatura Apostólica
(9) antes del definitivo el 28 de abril de 2007, además de la "adenda"
del Tribunal de la Rota (2008). Autor de dos acuerdos entre diócesis firmados
en la nunciatura con los obispos Javier Salinas y Joan Piris que no se cumplieron.
En su década hizo lo posible pero ha muerto sin conseguirlo aunque su sucesor
Ángel Pérez lo lleva bien encauzado por la vía civil.
"UN AGUDO SENTIDO SOCIAL"
Pedro Escartín, que fue su vicario general y actual secretario canciller del
Obispado, leyó la historia del prelado que durante una década mostró
"un agudo sentido social, impulsó el apostolado de los laicos y viajó
hasta Latinoamérica en busca de sacerdotes para la Diócesis".
En la homilía, Omella recordó que las últimas palabras recientes
de Milián fueron "de gratitud, propias de un hombre sencillo, siempre dispuesto
y disponible. Hombre de oración, espíritu contemplativo y siempre entregado
a los demás, sin excepción de personas".
Ángel Pérez -con voz rota- le recordó como "un referente y
modelo como cura y obispo, siempre dispuesto, cerca de la Diócesis y de
sus feligreses a quienes ha entregado lo mejor. Era un pastor rural, cura de pueblo
y de corazón". El obispo expresó su deseo de que "pueda reposar
en la catedral" donde ya hay enterrados 17 obispos (1585-2020) entre ellos el,
también, ejeano Miguel Cercito (1586-1595) en el presbiterio.
|