FERNANDO JÁUREGUI 29/11/2020
Contra lo que pudiera parecer, no, no ha sido una buena semana esta para Pedro Sánchez,
que la concluía este sábado con una bien montada soflama desde la sede
del PSOE, donde se sugirió que el presidente piensa seguir en lo mismo, o sea,
siendo presidente... hasta 2026. Si en los once meses que lleva en pie este Gobierno
de coalición ha pasado todo lo que ha pasado, pandemia excluida, ¿cuánto
podría no cambiar en un quinquenio largo esta España a la que aún
reconocemos?
La estrategia de La Moncloa, que abarca desde visitas presidenciales -por fin- a
los hospitales, cosechando algunos silbidos, poca cosa, la verdad, o a los laboratorios
que fabricarán la vacuna, alguna vacuna, está clara. El presidente sacará
adelante los Presupuestos dentro de pocos días, con un frente "moción
de censura" ahora bien definido tras el portazo de la dirigente de Ciudadanos,
Inés Arrimadas, a su inicial apoyo a las cuentas del Estado. Mucho se ha recordado
estos días a Alfredo Pérez Rubalcaba, el inventor de aquello del "Gobierno
Frankenstein", que es un Gobierno, valga la redundancia, hoy más gobernante
que nunca, de la mano (derecha) de Sánchez y de la izquierda de Pablo iglesias.
Pero los evidentes esfuerzos de imagen pilotados por Iván Redondo no logran
oscurecer que la gestión gubernamental, esforzada sin duda, tiene perfiles
de cierto fracaso, en lo económico y en lo sanitario. Para no hablar ya, mírese
el absurdo enfrentamiento con la Comunidad de Madrid, de lo político. O estúdiese
el quebranto, también soterrado, de algunas iniciativas apoyadas por el Ejecutivo,
desde la creación del "comité de las "fake news"", tan
criticado por el sector, hasta la fusión de dos grandes bancos, que ha evidenciado
muchas más debilidades de las que eran en principio imaginables. Eso, para
no hablar del repudio que entre los propios socialistas "pre Sánchez"
ha suscitado el acercamiento a Bildu, cuyas consecuencias aún están, como
sucede con ERC, por ver.
Una cierta confusión generalizada que, claro, tiene su reflejo en el exterior.
Circula por ahí un "ranking" elaborado por Bloomberg, el gigante de
la información financiera, sobre "Los mejores y los peores sitios para
estar en la era del coronavirus". ¿Dónde ha sido combatido el virus
de manera más afectiva con los menores efectos sobre la economía y la
sociedad, según los analistas, cuya opinión es respetada en todos los
centros económicos del planeta? Pues resulta que EEUU se queda solamente en
el puesto número 18, Gran Bretaña en el 28 y Francia en el 45, menos mal.
Y digo "menos mal" porque España figura en el 41, inmediatamente por
delante de Nigeria y Rumanía, pero por detrás de otros cuarenta Estados,
entre ellos Nueva Zelanda, Japón, Taiwán y Corea del Sur, que ocupan los
puestos de honor, o de los países nórdicos, China, Vietnam, Singapur,
Alemania (esto sí era predecible), Indonesia, Rusia, Pakistán, Malasia,
Turquía, Arabia, Portugal o Irak. No digo yo que el ranking de Bloomberg, que
examina 53 países (en la cola, Perú, Argentina y México), sea un
oráculo infalible, por mucho prestigio que haya acumulado la empresa que fundó
Michael Bloomberg en 1981 en Nueva York. Pero me temo que sí puedo afirmar
que se compadece en mayor o menor medida con otras clasificaciones de medios internacionales
solventes. Y, en fin, a los que sacan pecho asegurando que su actuación ha
sido la mejor del mundo les recomendaría un poco de "Bloomberghumility".
O sea, más humildad, que ya está bien de tanto brindis al sol que les
impide ver las sombras. Y no, la "España que nos merecemos", como reza
el último eslógan oficial, no es la de agoreros derrotistas ni tampoco
la de trompeteros tan satisfechos de sí mismos.
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