Los talleres fueron un servicio esencial durante el confinamiento pero sin apenas demanda en primavera
HUESCA.- Una de las medidas más inmediatas aplicadas tras la declaración
del estado de alarma fue limitar la circulación de las personas, tanto a
pie como en vehículo, salvo por motivos justificados de primera necesidad.
Los viajes se cancelaron, las calles de las ciudades quedaron paralizadas y poca
más movilidad había para la mayoría de la población que la comprendida
entre las cuatro paredes de su vivienda.
Los principales afectados directos por esta medida son conocidos: agencias de viaje,
hostelería, comercios que tuvieron que cerrar, operadores de transporte...
Pero no son los únicos. Los talleres de reparación de vehículos,
a pesar de ser considerados servicio esencial por las autoridades, vieron su demanda
totalmente reducida. "No había nada de faena, lo único que teníamos
eran los vehículos de los servicios de emergencia: bomberos, policía y
sanitarios", explica Montse Montes en el taller Los Olivos & Lafiguera,
de Huesca.
En el taller Peyber, la llegada de la desescalada y la progresiva recuperación
de la movilidad y las actividades fuera de casa en verano conllevó que una
buena cantidad de clientes acudiesen a reparar la batería del coche, que había
quedado descargada tras meses sin uso. "En el verano tuvimos muchos casos
de baterías descargadas, e incluso hay gente que no las ha reparado, algunos
están apurando", afirma su propietario, Jesús Pérez.
Sin embargo, la prórroga de las ITV no supuso un problema de acumulación
de trabajo en los talleres, pues según aclara Miguel Burgos, jefe del taller
Sybauto, se hicieron en base a las fechas originales. Él considera que, aunque
en el sector de los vehículos "se vive una mala situación", queda
esperanza: "Hay circunstancias peores, como en la hostelería, donde
ni siquiera pueden abrir la persiana". La suya es una opinión generalizada
entre la mayoría de dueños y trabajadores de los talleres como Daniel
Barrio, mecánico de talleres Fercar: "Se nota la mala racha, pero no
resulta tanto impacto como en otros sectores".
A pesar de esto, muchos talleres afirman que tuvieron que recurrir a ERTE.
Es el caso del taller Peyber. "De seis personas que estamos en la plantilla,
durante la pandemia solamente íbamos a trabajar dos: mi mujer y yo", cuenta
Pérez.
Respecto al futuro inmediato y la llegada de las fiestas de Navidad, el sector se
declara en su mayoría "optimista" si la situación remonta como
pasó hace medio año, pero reconoce "que va a costar" y que,
sobre todo, es esencial "tenerle respeto al bicho, que tiene patas, se mueve
y no lo vemos", en palabras de Montes.
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